La mayoría del año en un hemisferio el periodo de luz puede ser mayor que el de oscuridad mientras que en el otro pasa lo inverso. En las semanas que bordean al final de diciembre el sol nunca se oculta en el polo sur mientras que en el del norte nunca aparece.
Sin embargo, en la tercera semana de marzo y de septiembre, respectivamente, se produce un equinoccio, el cual marca el que los periodos de oscuridad y alumbramientos sean más o menos parejos en todos los rincones del globo.
Este es el momento en el cual la primavera empieza a llegar al hemisferio norte y el otoño al del sur. Por encima de la línea ecuatorial tenderá a haber más minutos u horas de luz, aunque por debajo de ésta las noches se irán alargando. Este proceso se dará hasta la tercera semana de junio cuando en el hemisferio sur se dé el solsticio de invierno (el día más corto del año) y en el del norte el de verano (el día más largo del año).
Mientras los solsticios de invierno suelen estar ligados al inicio de un nuevo año (en el calendario cristiano que fue creado en el hemisferio nórdico es el 1 de enero y en el de los pueblos quechua, aymara y mapuche en el hemisferio austral es entre el 21 y 24 de junio), los equinoccios también sirven de fechas iniciales y claves de otros calendarios.
El 20 de marzo los persas y kurdos celebraron, como lo vienen haciendo desde antes de Cristo y Mahoma, su nuevo año, en tanto que miles de turistas y nativos se aglomeraron ante las pirámides mesoamericanas viendo como en esa fecha justo se da el equinoccio produciendo una sombra en sus escalinatas dando forma al dios de la serpiente alada Quetzalcóatl.
Los equinoccios son la época del año donde la posición de la luna hace que se den las mayores mareas, algunas de las cuales penetran grandes ríos incluyendo el Amazonas.
El actual equinoccio viene iniciando el calentamiento de los suelos del hemisferio del norte lo cual irá a generar luego la ola de tornados y tormentas en Norteamérica, el monzón indio (la mayor lluvia del planeta) y diluvios y desbordes de ríos (como el que hace un año azotó a Barranquilla en la costa atlántica colombiana) mientras que en el del sur se inicia la ola de frío cuya cúspide lleva a hacer que la Antártida más que duplique su actual superficie de 14 millones de kilómetros cuadrados hasta llegar a tener más área que Sud o Norte América, África, Europa u Oceanía.
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