| FICHA TÉCNICA | 91- Real Madrid: Llull (24), Pocius (10), Singler (10), Mirotic (9) y Tomic (13) -quinteto titular- Reyes (7), Suárez (4), Daniel Díez (0), Velickovic (-), Begic (8), Jorge Sanz (-) y Sergio Rodríguez (4).
87 - Lucentum: Llompart (15), Ellis (9), Dewar (9), Ivanov (8) y Kone (12)-quinteto inicial- Freire (6), Jódar (0), Urtasun (0), Rautins (12), Stojic (2) y Barnes (14).
Parciales: 32-13, 15-18, 20-24, 24-32.
Árbitros: Mitjana, Jiménez y Soto.
Incidencias: Vigésimo novena jornada correspondiente a la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes (Madrid) ante 6.807 espectadores. |
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Nunca falla a su cita cuando el Real Madrid necesita revolucionar
un partido. Siempre aparece con puntos, asistencias, robos y especialmente esa
garra que tanto gusta en Madrid. Sergio Llull acabó con un meritorio Lucentum.
Éstos solventaron todo tipo de adversidades, pero nunca encontraron esa fórmula
adecuada para anular a Llull. Gracias a él, este Real Madrid sumó una nueva
victoria, asentándose así en la segunda plaza tras el tropiezo de Caja Laboral.
No es de extrañar que el Real Madrid no acabara de cerrar el
encuentro hasta el sonido de la bocina. No es de extrañar porque enfrente
estaba el Lucentum, un adversario de cierta entidad esta temporada, merced a un
buen trabajo de entrenamiento. Lo extraño es que se llegara a esta situación
después de presenciar una magnífica y arrolladora puesta en escena del Real
Madrid. La diferencia era un abismo en todas las parcelas: 32-13. Todo parecía
sentenciado hasta que Lucentum despertó, empezó a dejarse ver de forma
sobresaliente, mientras el Real Madrid vivía plácidamente de sus rentas. Y
estuvo cerca de pagarlo. A falta de un minuto, esa diferencia tan extrema era
ya historia. Ya sólo eran cuatro puntos (85-81).
Finalmente, tras sesenta segundos eternos, ni hubo susto para el
Real Madrid ni remontada para el Lucentum. Y a decir verdad, casi merecieron
éstos últimos más que los primeros. Porque los alicantinos se trabajaron el
partido durante tres cuartos (siempre con mejor balance de puntos) y tuvieron
que enmendar su desastroso primer cuarto. Ese tiempo donde el Real Madrid se
gustó y gustó para después dedicarse a vivir de sus rentas. Estuvo cerca de pagar
esta osadía. No lo hizo porque Llull controló el tiempo y el ritmo en los
momentos claves, aparte de anotar -especialmente esos calientes tiros libres- cuando
el colapso era generalizado ante la buena defensa de Lucentum.
Un partido, dos caras
A este final de infarto se llegó porque hubo dos encuentros. Una primera parte para
el Real Madrid donde bordó el baloncesto girando sobre dos ejes: Llull y Tomic.
El primero ofreció una clase magistral en la dirección y anotación; el segundo
se hizo fuerte en la zona, con casi los mismos puntos que todo el Lucentum (11
contra 13). Tomic recuperó parte de ese crédito perdido, aunque se echó en
falta una mayor continuidad. Entonces todo parecía resuelto: 44-5 de valoración
y un 32-13 en el marcador.
Pero con estos marcadores y situaciones de sentirse infinitamente
con el día a favor suelen darse otros problemas difícilmente controlables. La
relajación es un problema. En ocasiones hasta suelen pagarse de forma muy cara.
No fue el caso porque Llull nunca se duerme y porque al Lucentum le faltaron
los puntos de Ivanov. Estuvieron muy notables en defensa (los porcentajes
blancos disminuyeron a pasos acelerados) y más efectivos en ataque,
especialmente desde el triple. Llompart, Rautins, Ellis y Koné animaron el
encuentro y metieron miedo al Real Madrid, pero no anularon a Llull. Él
sustentó al Real Madrid.
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