A tanta lata y tanta demagogia barata, tanto desafuero, incoherencia, insensatez,
terquedad, incongruencia, necedades….etc. que demuestran los independentistas
catalanes que en vez de replantearse el ridículo al que están sometiendo al país en el
exterior y el desasosiego que reina en el interior, voy a proponer una sugerencia por si
alguien del gobierno lo leyese.
¿No quieren referéndum?, pues referéndum a nivel nacional, eso si, advirtiendo que si
por casualidad saliese positivo se levantaría un muro a modo de frontera que tendrían
que pagar ellos, (igual que Trump con los mexicanos) con una moneda propia porque al
no pertenecer a Europa ya no tendrían euros. Y…. ¿Cómo se llamaría esa moneda? Con
rapidez del rayo, Puigdemont llamó a todas las cabezas pensantes de su gobierno, los
sentó alrededor de una mesa y los puso a debatir. “Noun catalans” dijo uno, “catalino”,
dijo otro. “Collons” espetó Carles, pongámonos de acuerdo que el tiempo se nos acaba.
Pues puestos a pensar y sumando la deuda a la que tendrían que hacer frente (porque no
se iban a ir de rositas), las empresas que han anunciado que se establecerían en otro
lugar, los puestos de trabajo que se perderían, etc., etc., lo más acorde sería el nombre
de “caganet”, que por cierto, estaría muy devaluada esa moneda. ¿Cuántos caganet sería
un euro? ¿Veinte, como el peso mexicano o el argentino, quizás 129, como los yenes
japoneses o 133, como los dinares argelinos, podría ser también 12, como el bolívar
venezolano?
Advertirles también que aunque se independizaran seguirían siendo españoles porque
los emigrantes que allí residen no son españoles aunque tengan esta nacionalidad, son
del país en el que han nacido, nigerianos, marroquíes, rusos etc. y aunque les pese a más
de uno los catalanes seguirán siendo españoles allá donde vayan. Y si piensan a largo
plazo, ¿quién sabe lo que les gustará a sus descendientes?
Juan Negrín, presidente del Gobierno de la II República entre 1937 y 1945, ya en el
exilio, hombre culto, médico, investigador, político, buen ecónomo, ya en 1938 dijo
“No estoy haciendo una guerra contra Franco para que nos retoñe en Barcelona un
nacionalismo estúpido y pueblerino”.
Como Cataluña nunca fue nación independiente históricamente y ellos lo saben aunque
se empeñen en decir lo contrario, lo enmascaran como independencia sentimental. Así
dicho queda bonito, ¿verdad? Tocan la fibra sensible de los ciudadanos que se dejan
embaucar y los arengan para liarlo todo. Los parlamentarios después de dispararse las
más agrias y agresivas balas verbales en el hemiciclo, cuando salen se toman unas cañas
juntos y se ríen de todos nosotros, no piensan que si soflaman a la plebe a salir a la
calle, el enfrentamiento puede ser nefasto. Calentar sentimentalismos, es algo muy
negativo. Estas cosas nunca se sabe como van a terminar pero casi seguro con algún
descalabro que otro.
Cuando veo todas las injusticias económicas que sufrimos una gran mayoría de este país
también me dan ganas de independizarme, no solo sentimentalmente sino de todas las
formas posibles e irme lo más lejos posible, pero irme yo, sin arrastrar a nadie ni hacer
el ridículo tan espantoso al que nos tienen sometidos un “puñao” de iluminados que han
hecho de ello sus días de gloria sin darse cuenta que pasaran a la historia de la peor
manera posible.
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