Hablando con la gente -- y no me refiero a los amigos, ya que con ellos se presupone una cierta comunidad de ideas -- se tiene la sensación de que el vacío cósmico que existía entre la realidad de la calle y la versión que ofrecen los políticos sobre lo que acontece, no ha hecho más que agrandarse en los últimos tiempos. La “clase política”, y en especial el partido que nos gobierna desde diciembre, es como una constelación en fuga. Y a este PP, que no le queda de popular más que el nombre, lo vemos alejarse más y más incluso de sus propios votantes.
Las ocurrencias de Zapatero y sus “illuminati” se hicieron famosas. Algunas –como la de que faltaba poco para que superáramos a Francia en renta per capita- alcanzaron resonancia internacional. Estábamos al borde del declive y el principal partido de la oposición se afiló las uñas con esta y otras perlas de un amplio anecdotario.
Pero parece que cada grupo político reserva un cupo de selectos miembros para que los ciudadanos practiquen el saludable ejercicio del “punching ball”.
En la pasada legislatura fue Magdalena Álvarez –inefable ministra de Fomento- uno de los más destacados ejemplos. En la presente parece que este honor le ha correspondido al titular de Educación, de apellido Wert, dispuesto a demostrar la cuadratura del círculo en su empeño por convencernos de que sobran profesores y de que lo bueno, bonito y barato es reducir a lo grande los gastos en la enseñanza.
Cada Corte tiene su bufón, aunque los haya listos y malvados como el verdiano Rigoletto (Y puestos a rizar el rizo con los nombres: “preisWERT” significa en alemán precisamente… barato)
En ese afán de que todo sea barato –por aquello de que la mayoría debe apretarse el cinturón- y si ampliamos el campo semántico de este término, podríamos hablar de “las baratas decisiones del Gobierno”.
Una de las más recientes afecta al Ejército de Tierra, la Guardia Real y los Grupos de Operaciones Especiales: En su empeño por recortar el gasto (de otros) van a obligar a las sufridas mamás, esposas, esposos, parejas de hecho o imaginarias, sufridos hijos-as o mucamas que atienden a la tropa, a preparar cada mañana una tarterita con viandas para que los sufridos militares se la lleven al cuartel, porque desde el 1 de julio tendrán que hacer eso o pagar los 2.80 € diarios con los que desde entonces se les gravará la comida. Equivale al 50% de lo que cuesta un almuerzo en la cantina y se afirma que con ello las arcas del Estado ahorrarán 15 millones de €. Toda una fortuna, considerándose el montante de la deuda, como puede verse.
Entretanto sus señorías siguen disfrutando de sus dietas y prebendas, diciendo “sí pero no” al problema de Gibraltar, haciendo ojitos a la canciller Merkel, todo con objeto de evitar lo inevitable. Ya se sabe: hay que dar lustre a la “marca España”, y todo eso.
El registrador y eminente fumador de habanos, Mariano Rajoy, afirmó ayer, con esa solemnidad algo ceceante que le caracteriza, que ante el desastre sin retorno de Bankia, la ayuda pública a esa entidad –calculada en 19.000 millones de €- no arriesgará el objetivo de déficit (5,3%) para 2012, ni supondrá nuevos recortes sociales.
Ese mismo día se confirmaba que el ex directivo de Bankia, Aurelio Izquierdo, “tiene derecho” a una indemnización de 13,8 millones de €; es decir, a 5, 2 millones menos de lo que Defensa ahorrará con el copago de la cantina.
¡Cágate lorito!
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