Luchas, peleas, compaginas tu trabajo con tu vida personal y lo dejas todo por seguir triunfando y creyendo en la posibilidad de crecer. Ganas, firmas una temporada espectacular y luego…y luego nada. Eso les ha pasado a las jugadoras y a todo el equipo técnico que gestiona el equipo femenino de baloncesto Ros Casares. A ellos y a centenares de aficionados que disfrutan con el baloncesto y sobre todo con el grandísimo nivel que diariamente demuestran estas jugadoras tanto en ámbito nacional como europeo.
Tras 13 de años de ambición y de juego, el equipo valenciano Ros Casares termina su andadura en el baloncesto de élite. Las recientes campeonas de la Euroliga femenina se quedan sin patrocinador y por lo tanto sin equipo. Un futuro incierto que se les presenta de cara a la próxima temporada.
Los motivos por los que se ha llevado a cabo la toma de esta decisión no están claros o por lo menos no han querido comentarlos en público para no dañar ni la imagen del club y mucho menos la de algunos directivos. Pero parece que en España está de moda, pese a quien le pese, todo el tema de hacerse rico a costa de los que pelean. Y de sobra es conocida por todos la situación de gestión por la que estaba pasando el Ros Casares desde la tutela de Carmen Lluveras como Directora General. Desde su incorporación es cierto que el equipo ha acumulado títulos y ha empezado a disputar grandes competiciones al más alto nivel, pero por detrás de todo eso hay un entramado de idas y venidas, de gestiones y malos trámites que mucho tienen que ver con el resultado final al que se han visto abocados.
Carmen LLuveras en parte ha hecho del Ros Casares lo que hoy es, para lo bueno y para lo malo. Movió mucho dinero para conseguir grandes fichajes que se implicaran al máximo con el equipo para seguir creciendo, pero todos estos excesos y su carácter autoritario le llevaron a cambiar cada dos por tres de entrenadores y de jugadoras. Poco a poco se iba ganando enemistades en el vestuario y se “cargó” a siete entrenadores, tres de ellos a mitad de temporada, no por obtener malos resultados sino porque no eran compatibles dentro de la entidad valenciana.
Todo esto desemboca en una montaña de gastos extra que el Presidente Germán Ros fue consintiendo hasta hace cosa de una semana. Tras la consecución de la Euroliga y con el campeonato bajo el brazo, LLuveras exigió a la compañía que inyectara una cantidad estratosférica de dinero de cara al próximo año (se dice que asciende a más de tres millones de euros) que ha concluido con el cierre definitivo del equipo en cuanto a la competición de élite.
El proyecto de la empresa acerera Ros Casares comenzó por invertir en categorías inferiores e ir potenciando el crecimiento del equipo. El conjunto valenciano ha llegado a lo más alto y la crisis ha hecho mella también en el mundo del deporte. La falta de solvencia y sobretodo también la mala gestión y la ambición y egoísmo en muchos casos de la directora general, que lejos de mantener la situación y adaptarse, ha destinado a las mejores jugadoras de baloncesto femenino europeo vete tú a saber qué.
Sinceramente no creo que les cueste demasiado de forma individual encontrar a cada una de ellas un hueco importante en cualquier equipo de la Liga, pero sinceramente también, es una pena y una auténtica decepción que todo un Ros Casares se vea limitado a esto.
Por su parte Germán Ros sigue con la idea de continuar invirtiendo y apoyando el mundo del baloncesto y el deporte valenciano, pero todo a nivel formativo y por supuesto de forma más discreta. Ahora bien, vaya cara más dura también la de la Generalitat Valenciana. Permite vaciar sus arcas a farsantes y a estafadores, apoyar proyectos inviables y poco solventes y resulta que para detalles como estos, que engrandecen la comunidad y el buen nombre del baloncesto femenino, lo deja de lado.
En fin…sin más que decir. España “funciona” así. Nos quedaremos como siempre con otras pinceladas como la Eurocopa y los Juegos Olímpicos, queda un verano muy intenso e interesante por delante.
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