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Al borde del abismo

Bankia nos empuja al caos
Rafa Esteve-Casanova
domingo, 3 de junio de 2012, 07:49 h (CET)
Estamos en días de vivir peligrosamente, al menos en el terreno económico. Cada mañana el primer vistazo a los periódicos hace que nos echemos mano al bolsillo y contemos los pocos euros que nos quedan, hemos pasado de aquel grito estentóreo de “España va bien” queJosé María Aznar nos restregaba por el rostro un día si y otro también a ver cómo la prima de riesgo se dispara hasta alturas nunca alcanzadas mientras la bolsa cae en picado especialmente por culpa del chanchullo mafioso que supuso la creación de Bankia. El que tenía que ser el gran ente financiero español situado en Madrid ha resultado ser todo un bluf que ha llevado a la ruina a todos aquellos que compraron acciones creyendo hacer un gran negocio, hasta Tita Cervera se ha visto perjudicada y debido a la bajada del valor de las acciones de Bankia se ve obligada, la pobre, a subastar uno de sus cuadros, la pobre necesita cash y con la venta del cuadro ingresará una buena cantidad de millones necesarios para seguir con el tren de vida al que está acostumbrada desde que matrimonió con el barón.

Hasta la fusión de Caja Madrid con Bancaja y otras entidades menores las grandes empresas financieras estaban en la periferia, BBV, Santander y la Caixa tenían y tienen sus domicilios sociales fuera de la capital del Estado y este hecho no podían permitirlo los gobernantes amantes del centralismo. Así que se pusieron manos a la obra y fusionaron las joyas de la corona de Esperanza Aguirre y el agujero negro en el que Zaplana y Camps habían convertido a Bancaja con sus juegos de Monopoly y sus aires de grandeza. Las Cajas de Ahorro nacieron con un fin social pero ya hace tiempo que este apartado quedó relegado al olvido, los políticos hicieron mangas y capirotes para conseguir el poder de decisión en los Consejos de Administración y así poder otorgar los créditos a sus amigos y conocidos aunque, en muchos casos, no hubiera certeza de que serían devueltos.

Al frente de la entidad resultante de la fusión pusieron a Rato, delfín de Aznar caído en desgracia ante el líder, que ya había salido a uña de caballo de su cargo en el Fondo Monetario Internacional donde no se enteró para nada de la crisis que se nos avecinaba por los turbios manejos de la gran banca estadounidense. Pusieron la zorra a cuidar el gallinero y al final todas las gallinas, que somos los ciudadanos, hemos resultado desangrados por la voracidad de unos dirigentes financieros totalmente desaprensivos y sin pizca de vergüenza. Al señor Rato le han hecho dimitir de su cargo pero no se va a ir a casa con las manos vacías, después de hundir la entidad que dirigía se embolsará la no pequeña cantidad de un millos doscientos mil euros en concepto de indemnización. Está visto que para los banqueros no rige el mismo código laboral que para el resto de los mortales.

Bankia presentó unos balances con beneficios, ara después de rascar tan sólo un poquito resulta que eran unos balances falseados, la entidad tuvo pérdidas y ahora ha solicitado que el Gobierno de nuestros impuestos les regalé gratis et amore 23.000 millones de euros para seguir subsistiendo escanciándose sus dirigentes suculentos emolumentos anuales. Y el Gobierno que no tiene dinero para la sanidad y la educación abre amigablemente el cajón y contenta a los banqueros ofreciéndoles una suntuosa cantidad que ha detraído de nuestros impuestos. Somos nosotros, la gente de a pie, los que vamos a pagar los chanchullos que los banqueros, amparados por los políticos, hicieron tomando la entidad financiera como su propio cortijo. Ahora nadie es responsable de una conducta que me atrevo a calificar como propia del mundo de los gánster, ni Rato, ni Olivas que hundió el Banco de Valencia, ni Miguel Ángel Fernández Ordoñez, ni ninguno de los que se sentaron en los Consejos de Administración, incluidos políticos y sindicalistas, quieren saber nada de nada y se remiten a la conocida frase de “las reclamaciones al maestro armero”, o sea a nadie porque nadie nos va a hacer caso.

Cada mañana nos desayunamos con la noticia de la posible intervención de España por parte de las autoridades europeas y no nos damos cuenta de que ya estamos intervenidos hace tiempo. Cuando en Bruselas tosen Rajoy coge una pulmonía y tan sólo actúa y toma decisiones al dictado de frau Merkel, así que no nos preocupemos de nada y hagamos como Rajoy para quien la gran esperanza de tener una alegría ante esta caótica situación estriba en que la selección española, “la roja” que muchos quisieran azul, gane el Campeonato Europeo de fútbol. Antes era aquello del pan y toros, ahora tan sólo fútbol porque el pan ya se nos ha acabado.

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