Esta semana quería dedicar mi artículo dominical a hablar sobre ese copago, más bien repago, al que nos vemos obligados al pasar por la farmacia, pero los tristes y lamentables sucesos que están ocurriendo en los montes de las cercanías de la ciudad de Valencia me han hecho desistir, haré el artículo otro día, y dedicar mi escrito de hoy a plasmar negro sobre blanco mis impresiones sobre esta plaga apocalíptica que suponen los incendios forestales que cada verano nos visitan.
Recuerdo un viejo chiste, creo que publicado en Hermano Lobo, que decía más o menos que “cuando un monte se quema algo suyo se quema, señor conde”. Hoy los montes, aunque algunos sean de propiedad privada, no son tan sólo del “conde” de turno, son una parte integrante del territorio de nuestro país y un espacio de la naturaleza que con sus árboles y su fauna da carta de naturaleza a nuestro país. Aunque los gobernantes de las tierras valencianas han tomado desde hace años posesión de ellas como si de su cortijo particular se tratara y tan sólo se preocupan de invertir en aquello que les puede dar beneficios privados a ellos o a sus “amiguitos del alma” de turno. A lo largo de los años el Partido Popular, primero con Zaplana y después con Camps al frente se ha dedicado a destrozar el territorio valenciano, su grado de sinvergüenza ha llegado a tanto que no tuvieron el menor recato en hacer dinero con la visita del Papa cuando muchos de ellos presumen de ser de misa y comunión diaria y hasta alguno, como Cotino, toma posesión como President del Parlment valenciano ante un crucifijo. Durante años han esquilmado el litoral y el interior del País Valencià llenándolo de ladrillo, construyeron una Terra Mítica que finalmente han tenido que malvender después de llevar a la ruina a las dos principales Cajas de Ahorro valencianas y ahora dan la puntilla de muerte al País con su inoperancia para defenderlo de los ataques del fuego en la montaña.
Hace poco Serafín Castellano, actual Conseller de Governació, en una entrevista en el diario El País afirmaba que el verano podía ser duro en materia de incendios. Sabía de qué hablaba, el Consell al que pertenece había rebajado en 15 millones de euros y en doscientas personas menos los medios con lo que se contaba para la prevención de incendios. Y aunque esto pueda parecerle a alguien el “chocolate del loro” tal vez en estos momentos no habrían ardido más de 30.000 hectáreas de bosques valencianos si se hubiera contado con más medios en materia de prevención que, quizás, hubieran podido evitar las dos imprudencias que iniciaron el fuego en Cortes de Pallás y Andilla. Los valencianos somos muy aficionados al fuego, el tópico dice que lo llevamos en la sangre, pero con el fuego y con lo que puede producirlo no se juega, los dos operarios que con su radial iniciaron la chispa que prendió en Cortes son una pareja de irresponsables y finalmente serán los que se comerán el marrón, dos simples pringados que tal vez estaban haciendo una chapuza para conseguir unos euros, yo pido responsabilidades también para el dueño de la casa que no vigiló cómo los operarios contratados hacían su trabajo, el otro incendio se produjo, al parecer por una quema de rastrojos cuando todo el mundo rural sabe el peligro que eso entraña además de estar prohibido hacerlo entre los meses de Junio y Agosto. Otra irresponsabilidad más, lo mismo que la de los responsables correspondientes de urbanismo tanto municipales como de la Consellería que durante años han dejado construir irregularmente en los montes valencianos en terrenos donde no estaba permitido y después con una simple multa legalizaban los chalets construidos y les daban toda clase de bendiciones. Se bien de lo que hablo ya que durante años pasé los veranos en un chalet cerca de Turís construido de esa manera, y no era el único.
Pero la mayor responsabilidad cuando ocurre una de estas catástrofes es del Gobierno de turno, y en este caso dicho Gobierno lleva décadas gobernando, aunque mal, en tierras valencianas. A los gobernantes del PP en Valencia no les ha temblado el pulso para entre otras cosas añadir a los recortes en sanidad y educación uno más, el que han hecho en materia de prevención de incendios mientras siguen gastando el dinero a mansalva el dinero de los valencianos en grandes eventos como la F-1 porque allí el President Fabra y la Alcaldesa Barberá pueden lucir su “palmito” fotografiándose al lado de famosos, famosillos, conocidos y saludados. Y es que las autoridades valencianas son mucho de “bufar en caldo gelat” (soplar al caldo helado).
Mientras escribo el fuego continua avanzando y Serafín Castellano, Conseller de Governació, todavía no ha hecho balance alguno del desastre, algunos alcaldes se quejan de la falta de medios para la extinción de los incendios, centenares de vecinos siguen siendo evacuados de sus casas y la ciudad de Valencia se llena de cenizas cubierta por un cielo gris de trágico humo. La Sierra Calderona, pulmón verde de la ciudad, está amenazada por las llamas, ya sufrió un tremendo incendio hace años y los mapas de la NASA muestran enormes columnas de humo que llegan a ser vistas hasta más allá de 70 kilómetros del lugar donde la montaña sigue ardiendo.
Es hora ya de que los valencianos tomen buena nota de la calaña de quienes rigen sus destinos y cuando llegue la hora de acudir a las urnas les castiguen como merecen, aunque dudo mucho de la responsabilidad cívica de mis paisanos a la hora de acudir a votar ya que pese a todo lo sucedido en Valencia con un President sentado en el banquillo, un President de Diputació, el de Castelló y más de una docena de diputados del PP imputados sentados en los escaños representando a los valencianos el PP sigue alzándose con el santo y la peana.
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