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Las medidas de Rajoy

Indignación en una población entregada al estatismo desde hace décadas
Almudena Negro
viernes, 13 de julio de 2012, 06:51 h (CET)
Lo cierto es que parte de las reformas anunciadas por Mariano Rajoy son necesarias. Aunque, desde luego, ni son todas las que están ni están todas las que son.

Error monumental la subida del IVA impuesta desde Bruselas al modo y manera en que le fue impuesto a Portugal o a Grecia. Con una recaudación por IVA en caída libre después de que Rodríguez Zapatero lo subiera, con férrea oposición de los populares, quienes llegaron a recoger firmas en contra,  del 16% al 18%, lo cierto es que es más que dudoso que esta medida sirva para recaudar los 7.000 millones anunciados. Lo que es seguro que el consumo se desplomará. Aún más.

Y todo ello mientras las familias están agotando sus ahorros, el colchón que hasta ahora ha evitado un estallido social, y el circuito de pago sigue roto. No hay crédito ni para familias ni para PYMES. Y lo peor es que no parece que vaya a haberlo.

Si a esto le sumamos que la irrisoria bajada de cotizaciones sociales (1 punto este año y otro punto el año que viene) no coincidirá en el tiempo con la subida del IVA o que no se baja sustancialmente (entre 10 y 15 puntos) el IRPF, ese impuesto netamente socialdemócrata que castiga el esfuerzo, sin duda la medida agravará la recesión que sufrimos.

Se ha equivocado el gobierno al quitar la paga extra de Navidad a los funcionarios, que en Grecia ya son votantes de la extrema izquierda. Mejor hubiera sido emprender de una vez una reforma estructural de la administración, que pasa por el despido de  miles de asesores, o sea de enchufados, en primer lugar. A continuación, como ya ha hecho en parte la Comunidad de Madrid, convendría no renovar contratos a los interinos. Por supuesto, se impone pegar el cerrojazo a cientos de empresas públicas, utilizadas mayormente por las Comunidades Autónomas, cuya existencia debería ser revisada, como agencias de colocación de simpatizantes y amiguetes.  

Buena medida, aunque el PP se haya centrado en la administración más cercana al ciudadano, que es la municipal, para evitar meter mano a la más cercana a las oligarquías, que es la autonómica, la de devolver parte de la importancia perdida a los interventores municipales. Son buenas también las medidas de retirada de los llamados moscosos o la ampliación de horarios a los funcionarios.

Funcionarios que no deben soportar toda la carga del desastre organizado por una clase política inútil cuyo mayor exponente fue el contemplador de nubes que nos desgobernó los últimos 7 años, pero que deben de entender que hay que hacer sacrificios y que sus puestos deben de equipararse, empezando por la jornada laboral, a los de la empresa privada. Convendría también revisar qué puestos de trabajo deben ser ocupados por funcionarios. Porque… ¿es necesario que un celador, médico o enfermero de hospital sea funcionario? La respuesta es evidente: no.  

Necesitamos tener un país en donde los jóvenes no quieran ser funcionarios, sino empresarios. Y ese cambio de mentalidad requiere, sin duda, medidas drásticas. Lo que no está claro es que Rajoy se atreva.

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