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Inglaterra, Argentina y la pérdida del Paraguay

La voluntad de coloniaje no es un invento de la derecha paraguaya, los argentinos la perfeccionaron por décadas e incluso siglos
Luis Agüero Wagner
viernes, 13 de julio de 2012, 07:08 h (CET)
Las relaciones entre Argentina y Paraguay, que ya venían mal bajo el gobierno del recientemente derrocado gobierno paraguayo, siguen empeorando con nuevas denuncias que atañen a los cauces del río Pilcomayo, por desvíos que ambos países acostumbran emprender, como si algún resentimiento perdurara a más de dos siglos del fracaso de un intento de anexión.

Intervenir en Paraguay no es un empeño novedoso, y Argentina lo hizo muchas veces, incluso a favor de intereses extranjeros a la región, como cuando integró la Triple Infamia de 1870 a instancias del imperialismo inglés. Tanta era la voluntad de coloniaje de los argentinos respecto a Inglaterra, que Raúl Scalabrini Ortiz dijo, tras estudiar la historia económica de su país, que Argentina simplemente era un país sin realidad.

Recuerdo haber leído a un historiador de la corriente revisionista argentina que Buenos Aires empezó a perder el Paraguay cuando se le ocurrió intervenir en él, a través del abogado metido a militar Manuel Belgrano.  Si las cortes de Cádiz de la España ocupada por Napoleón pudieron enviar un exhorto a las colonias españolas en América diciendo “¡Sois Libres!”, los revolucionarios porteños podrían haberse limitado a enviar un mensaje parecido al Paraguay, sin necesidad de apelar a una antipática invasión militar encabezada por un improvisado general.  Es que detrás de la Junta que se instaló en Argentina en mayo de 1810 estaban los comerciantes ingleses, que desde años atrás hacían fuertes campañas en periódicos editados en idioma inglés como el “Southern Star”

Pocos esos años, ya el virrey Liniers tenía una concubina que trabajaba para la inteligencia británica, y no hace falta recordar que tanto San Martín como Bolívar fueron apoyados fuertemente por Inglaterra, y tenían incluso voluntarios ingleses combatiendo a sus órdenes. El primero incluso había sido soldado de Wellington.

Tampoco se salvaba por esa época un personaje que el líder bolivariano Hugo Chávez menciona con insistencia en sus discursos, el héroe venezolano Francisco de Miranda. Este soldado venezolano de Washington que figura en el arco del Triunfo de Paris, que fue camarada de Lafayette, confidente de Pitt y presunto amante de Catalina II de Rusia, mantuvo hasta su muerte un zoquete proveído por el presupuesto británico. Y según el mismo Mitre, ya en 1790 obtuvo la promesa del primer ministro inglés Pitt de ser apoyado en sus propósitos.

No hubo un solo hecho importante en la vida de San Martín, donde no hubiera participado algún inglés, reconocía el mismo Mitre en su faceta de historiador.  Inglés era su médico personal, inglés fue el almirante de la escuadra que lo llevó a Perú, inglés fue quien lo conectó con la logia fundada por Miranda.

Y a pocos años del 25 de mayo histórico, desde las telas con las que se vestían los argentinos hasta las balas con las que se mataban en sus interminables guerras civiles, eran inglesas.  La mayoría de los próceres rioplatenses del siglo XIX hubieran regalado su país a Inglaterra si no fuera porque ésta en muchas oportunidades aclaró que no quería la Argentina ni de regalo.

Según Felipe Pigna, las Malvinas se perdieron por negligencia de Buenos Aires, que hubiera podido recuperarla fácilmente en la primera mitad del siglo XIX, si hubiera escuchado al jefe de la guarnición que insistió hasta las lágrimas para convencer de tal expedición a las autoridades porteñas.

Si los argentinos fueron capaces de liberarse de los españoles para darles el gusto a los ingleses, porqué no habrían de destruir por la misma causa al Paraguay.

Fue un inglés, J. Robert Gordon, quien logró intrigar al presidente paraguayo Carlos Antonio López contra Juan Manuel de Rosas, fue el ministro inglés en el Plata Edward Thornton quien urdió el contubernio de la Triple Infamia y la banca británica la que la financió.

Y también fue inglés el primer empréstito que cayó sobre el Paraguay saqueado y hecho cenizas, para atrasarla por casi un siglo.

En definitiva, la Argentina que hace pocos años proclamara orgullosa tener relaciones carnales con Estados Unidos, tiene muy poco que criticar al Paraguay algunas infidelidades y alianzas con potencias extranjeras a la región, a juzgar por la historia.  Debería simplemente hacer memoria sobre la forma en que se empezó a perder el Paraguay.

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