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Déjenme despertarlos de su sueño

Sueñan, tanto los que dicen que lo patriótico ahora es pagar impuestos (Sr. Montoro) como los que se creen que esta crisis existe
Ángel Ruiz Cediel
miércoles, 18 de julio de 2012, 06:59 h (CET)
Permítanme despertarlos de su sueño, si quieren, y decirles unas pocas verdades. Desde esta columna y desde este mismo medio, les decía en 2007, cuando el mileurismo y todo aquello, que los poderes se estaban olvidando de los trabajadores en aquel periodo de vacas gordas y mucho bienestar para algunos pocos, pero que cuando llegaran las vacas flacas volverían a clamar por el patriotismo. Tal cosa, oiga usted. Ayer mismo el señor Montoro se largó con la jotica de que "lo patriótico ahora es pagar impuestos", y no, nada que ver. Déjeme que lo despierte de su sueño (o de su pesadilla) señor Montoro, pero lo patriótico es defender los intereses de los ciudadanos, y eso es algo que ni usted ni su gobierno hacen, sino que sólo defienden los propios intereses de la muy infecta y muy repugnante clase política, de los timadores de los bancos, de los intereses extranjeros y de los muy ricos. Eso, señor Montoro, es lo que usted y su gobierno están haciendo exactamente, y lo hacen lo mismo al son de “los enemigos” cuando se refieren al pueblo que protesta, o al de “que se jodan” cuando se refieren a los desempleados. Hacer patria o ser patriota no es servir intereses extranjeros, no es servir a corruptos, no es esconder a tunantes e imputados por gravísimos delitos en sus nóminas y puestos del partido o al frente de instituciones, no es atentar contra las clases bajas y medias –a las que sólo recuerdan para pedirles dinero en la paz y sangre en la guerra, a fin de preservarse a sí mismos-, y, desde luego, no es nada patriota ceder a potencias extranjeras una soberanía nacional conseguida a lo largo milenios y con incontables sangres y sufrimientos. Todo esto, si tuviera un nombre, sería el de traición y no el de patriotismo. Bueno es que despierte, y mejor que lo haga pronto.

Permítanme, ya que viene al paso, que trate de despertar también a la clase política, a la financiera y aun a la especulativa. Esto no va a parar hasta que ajustemos cuentas, hasta que el último corrupto pague multiplicado lo que ha robado, hasta el que el último pillo termine sus días donde debe, en la cárcel. Tomen las medidas que quieran, hagan lo que les dé la gana o escóndanse en el agujero más profundo de la Tierra (esos bunker que se han construido por su vienen mal cosas, que vienen, ¡vaya si vienen!). Ni perdón, ni olvido. El perdón vendrá después de que hayan devuelto hasta el último céntimo de cuanto han robado, siempre con todos sus intereses, y una vez que hayan cumplido sus condenas por los daños infligidos. Lo que han hecho, de ninguna manera va a caer en la fosa del olvido. Ampárense en la fuerza si pueden, en el secreto de la logia o en sus rezos satánicos, tanto da: que pagan, pagan, como que hay Dios, y lo hay. Y no es sólo un llamado a despertar para quienes ahora están en el poder o a quienes han timado a los viejecitos o a los iletrados con las preferentes solamente, sino para todos los corruptos vivos, muchos de los cuales están cobrando pensiones de superlujo o son considerados sabios de Europa. Despierten, señores y señoras, incluidas las que están haciendo las Américas, porque no hay olvido posible, el pueblo se ha puesto en pie y esto no se va a parar de ninguna manera. No hay odio ni resentimiento en todo esto, sin embargo, sino sólo ansia de darle a cada quien lo que le corresponde, que es la definición por antonomasia de la Justicia. Esto, con guardias o sin ellos, ni se silencia ni se para: o con, o contra, sin puntos intermedios. Despierten.

Y ya que nos animamos a esto, permítanme aún despertar a quienes están dormidos de entre el tejido social. Como primer timbrazo de su despertador, déjenme que se lo repita una vez más: No hay crisis, ninguna crisis de ninguna clase. Pueden ustedes jurarlo sobre sagrado. Ni siquiera, para que lo sepan, hay equivalencia alguna entre el dinero impreso y cualquier valor estable que lo respalde, como el oro o lo que sea, de modo que todo el papel moneda que hay en el mundo Tierra, es sólo eso, papel y nada más que papel con dibujitos de colores. Para acabar con la carestía, pues, sólo hay que poner una máquina en marcha e imprimir billititos, y tenemos un montonazo de imprentas y de impresoras. Este teatro de la crisis que se han montado los del triángulo y el compás (al compás, vamos todos al compás, como los limpiachimeneas de Mary Poppins) es nada más que una maniobra para implantar un nuevo orden económico bajo un gobierno mundial. Algo así como una demolición controlada de la sociedad, convirtiendo a la población en esclava –literalmente- de un puñado de golfos iluminados. Y, para más señas, en una especie de régimen comunista, en el que el Soviet Supremo, los que cortan el bacalao y viven como zares, son los mangantes más execrables de la Historia de la Humanidad. Así pues, si usted es de los que creen en la realidad de la crisis, despierte porque ronca muy alto; si es de los que cree que se va a solucionar algo pagando impuestos, despierte porque está casi en coma; y si se cree usted que está a salvo porque tiene dinero ahorrado, permítame que le despierten mis carcajadas, porque su dinero, como digo, no es nada más que papel con dibujitos y usted y los suyos esclavos tardíos, pero esclavos en la misma cadena que los demás. Despierten, señores, porque la vigilia ha llegado.

Y, todavía, permítanme decirles, a quienes ya despertaron o están desperezándose, que casi todo lo que estos maulas les han contado hasta ahora en la práctica totalidad del conocimiento, es casi todo mentira. Por ejemplo, que hay reservas limitadas de crudos o que sólo se puede obtener energía de forma barata con hidráulicas, térmicas o nucleares. Bueno, a lo mejor necesitan despertar todavía un poquito más, porque están entre sueños, pero bueno es que se vayan mentalizando de que las reservas de crudo son incontables, como para abastecer miles y miles de años a toda la humanidad, que no sólo desde hace décadas, muchas, la energía libre no sólo es posible, ilimitada y gratuita, sino que también la antigravedad está absolutamente desarrollada desde el orden técnico desde hace decenios, y que los han estado timando y esclavizando con las cosas estas del petróleo y la electricidad y todo lo demás. Imagínense qué no será, que el motor de combustión de agua lo entiende un escolar con conocimientos básicos de química, y, sin embargo, se siguen fabricando de gasolina, o que la vacuna contra la caries fue desarrollada en los años cincuenta, y quién más, quien menos, está infectadito de caries, y así con todo, de modo que los progresos de la ciencia sólo han caído de la mano de estos pillos y les han estado cobrando por la luz y el combustible y el dentista y todo lo demás, sólo porque ustedes son su negocio. Y me callo muchas otras cosas por ahora, sólo por no dar demasiados datos y no rallar a nadie.

Si se creen lo que dicen los telediarios o los periódicos de gran tirada, sueñan ustedes, porque todos ellos son propiedad de unos pocos, todos ellos iluminados; si creen que los bancos son necesarios, sueñan un montón, porque no los necesitamos para nada, como no necesitamos bolsas o economías especulativas; y si creen que esta crisis existe pese a todo, joder, están en coma y necesitan no que los despierten, sino que los resuciten. Casi nada es como se lo han contado. No tienen más que ver cómo mienten y mienten y mienten. Ahí lo tienen, sin ir más lejos: “Lo patriótico ahora es pagar impuestos.” ¿Qué les parece?... ¿Despiertan o qué?... Vamos, vamos, que ya está amaneciendo.

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