La plataforma Defensa Animal junto a Dénia Animal Save, realizamos el pasado sábado una protesta frente al Oceanográfico para denunciar el uso de animales exigiendo el cierre de los acuarios. Durante el acto, las personas activistas denunciamos mediante pancartas y carteles el cautiverio y uso de animales, leyéndose un manifiesto en defensa de los mismos.

Tras conversar con algunas personas que se disponían a entrar, muchas de ellas reconocían que no se habían parado a pensar la realidad de los animales que allí permanecen.
También hemos vuelto a recordar que en el caso de que el Oceanográfico no venda suficientes entradas, también recibe grandes cantidades de dinero público.
«Exigimos un mundo en el que los animales vivan en libertad y en su hábitat natural, lejos del estrés constante que produce el confinamiento. El cautiverio provoca en los animales graves trastornos físicos y psicológicos. Los acuarios son lugares cuyo único fin es el económico, aunque quieran realizar campañas de lavado de imagen constantemente que para nada se corresponden con la realidad», ha denunciado Álvaro Tarancón, coordinador de Dénia Animal Save.
España lidera la lista de países en Europa con más delfines en cautividad con 93 individuos y el Oceanográfico es el número uno en cautividad con 18 delfines encarcelados tras sus muros, según un ranking actualizado de World Animal Protección. Igualmente, también mantienen aves dando vueltas o pingüinos, belugas, cetáceos y diferentes especies cautivas.
Los delfines son uno de los animales más inteligentes del mundo, en su hábitat nadan largas distancias a diario y a una velocidad de hasta 40 km/h. Las belugas están adaptadas para una vida en el Artico, con un comportamiento migratorio, formando grupos de alrededor de 10 individuos, reuniéndose cientos o miles en los estuarios en verano y pueden sumergirse más de 700 metros.
Como estos, muchos otros animales tienen características aptas para vivir en sus hábitats, no para una vida de esclavitud en peceras o espacios de pequeñas dimensiones, donde están limitados a dar vueltas o estar parados. Todos son conscientes de su cautiverio, aunque muchos no conocieron la libertad.
Los acuarios mantienen estos animales para lucrarse con su esclavitud, pero para nada se contemplan los deseos o libertades de estas criaturas, seres vivos privados de sus derechos para poder ser admirados durante nos minutos.
Tras una fachada de conservación y protección del medio marino, el Oceanográfico lleva a cabo un cautiverio y explotación de animales para el entretenimiento de los visitantes. Desde shows donde delfines convertidos en payasos son obligados a realizar piruetas y malabares pasando tiempos alargados fuera del agua para ser fotografiados por los visitantes, pingüinos hacinados en “mini neveras” o focas nadando en tanques acristalados.
De igual manera, se ha recordado que hace unos años moría Kairo en el Oceanográfico. Kairo era una beluga que fue obligada a vivir en cautiverio durante más de 26 años, siendo capturada en Rusia, donde permaneció varios años en un centro de investigación.
Además, expusimos los testimonios públicos de varios antiguos trabajadores que solamente aguantaron unas semanas trabajando allí y describen infernales entrenamientos, peleas por juntar individuos incompatibles, normas de no responder las preguntas del público, medicar incluso con valium, prohibición de hacer fotos junto a otras cuestiones que les hicieron abandonar su empleo.

SE APROVECHAN DE LA INFANCIA
Otra de las cuestiones expuestas durante el acto es el adoctrinamiento a la infancia y la normalización del uso de animales como entretenimiento, pues precisamente quieren ir allí porque les gustan los animales y desconocen su situación.
De hecho, recientemente la plataforma Defensa Animal hemos presentado un escrito ante uno de los colegios que organiza excursiones a estos lugares, exponiendo los nefastos valores que supone para la infancia y pidiendo que, por el contrario, se les eduque en el respeto y la empatía hacia todas las especies de animales y la naturaleza.
Estos lugares suponen una realidad infernal para los animales, realidad que se empieza a normalizar desde la infancia, dando el mensaje de que los animales están en nuestro servicio y que también podemos hacer con el planeta lo que queramos.
Nos parece lamentable que los centros supuestamente educativos promuevan estas crueles y anacrónicas actividades en las niñas y niños.
En un comunicado conjunto Dénia Animal Save y la Plataforma Defensa Animal señalamos que el especismo está definido incluso por la RAE como la discriminación por especie a los animales.
«Feumve (familias unidas por un menú vegano escolar) colabora en este acto porque muchos centros escolares organizan visitas a este tipo de lugares, donde los animales viven en cautividad para servir de entretenimiento. Esta no es la forma de conocer su modo de vida ni su comportamiento, pues es imposible replicar la complejidad del medio oceánico en una caja de cristal, de modo que los organismos acuáticos sufren condiciones que en nada se parecen a las originales, sobre todo en cuanto al ruido ya alteraciones de los parámetros marinos», lamenta la bióloga de la entidad, Rosa Más.
«Debemos educar a las niñas y niños en la empatía hacia los demás; mostrarles que delfines o sardinas son juguetes o comida envía el mensaje de que hay excepciones a la consideración que debemos a los demás, que es todo lo contrario a lo que debería ser el proceso de aprendizaje en los centros escolares», zanja Más.
El mar se torna rojo en la bahía de Taiji, localidad situada en el sureste de Japón, durante los meses de septiembre a marzo, pues miles de delfines, que llegan siguiendo su migración anual, son acorralados y conducidos hacia la orilla.
Los cetáceos aletean sin parar para conseguir escapar. No saben que unos cuantos pasarán a dar piruetas en parques acuáticos para diversión de los humanos y otros morirán después de una sangrienta caza.
VENTA DE "PESCADO" Y OTROS ANIMALES ACUÁTICOS
Pese a todas las perversas mentiras que constantemente nos quieren contar de que son lugares de conservación y que se preocupan por los animales y la naturaleza, el 95% de lo que vende el restaurante del Oceanográfico proviene de animales acuáticos.
Quiero recordar que un estudio reciente de Metabody y Rebeldes Indignadas presenta la pesca como industria más destructiva de la historia, seguida de la acuicultura, la ganadería y la avicultura como principal fuente de destrucción de los océanos, que son vitales para el sostenimiento de la vida en la Tierra y están actualmente al borde del colapso, con una amenaza renovada de océanos muertos y extinción humana.
El estudio, que podéis leerlo al completo buscando "los océanos se salvan en tu plato", expone la urgencia de transicionar a dietas vegetales para salvar los océanos y la vida terrestre, y denuncia el silenciamiento del problema y las soluciones, no solo por parte de los gobiernos sino también de las principales organizaciones ecologistas, debido en gran parte al LOBBY pesquero y de la industria alimentaria, y hace una llamada a la acción.
¿Qué tipo de compromiso social es ofrecer una alimentación que contribuye a la destrucción del mismo hábitat que dicen proteger?
Cada año, se capturan toneladas de peces y otros animales acuáticos a lo que hay que sumar millones de víctimas de la llamada «pesca accidental», que afecta a delfines, tiburones, tortugas y otras especies. Por ejemplo, los salmones, las lubinas o las sardinas pueden sobrevivir horas fuera del agua desde su captura, a veces incluso varios días, hasta que finalmente mueren asfixiados y tras una larga agonía.
La industria pesquera es el segundo sector que más fraudes internacionales comete en el etiquetado, pero manifiesta "preocupación" con el etiquetado de productos veganos similares en sabor y textura.
Se trata siempre de intereses antropocéntricos y egoístas. El origen de todas las injusticias que padecen radica en esta mentalidad especista. Los peces y otros animales marinos son individuos que sienten, padecen y que desean vivir, además de que no tenemos ninguna necesidad de comerlos para estar sanos ni de causarles ningún daño.
El especismo es una forma de discriminación hacia quienes no pertenecen a determinada especie, así lo dice ya hasta la RAE.
En la mayoría de sociedades humanas se considera completamente normal discriminar a los animales de otras especies. La discriminación especista es tan habitual que la mayoría de seres humanos no piensa en cuestionarla excepto en casos donde el tipo o grado de discriminación es inusual. Como resultado, los seres humanos explotan a los animales no humanos en el curso de la vida diaria, usándolos como recursos.
El veganismo transmite un mensaje de respeto hacia todos los seres sintientes. Las personas veganas vemos a todos los animales como seres a los que deberíamos respetar, y no como objetos para nuestro uso.

LA MENTIRA DE LA CONSERVACIÓN DE LOS ECOSISTEMAS ACUÁTICOS
"La cultura no es exclusiva de la especie humana. En realidad, cuanto más estudiamos el comportamiento de las especies acuáticas, más sorprendentes y más cercanas nos resultan, pues a sus ya conocidas capacidades emocionales, debemos sumar sus habilidades sociales. Si entendemos la cultura como transmisión de conocimiento, resulta evidente que la cultura existe en las demás especies animales", explica la bióloga Rosa Más.
"En los cardúmenes de peces, al igual que ocurre en las manadas de elefantes o de lobos, o en la propia especie humana, los individuos adquieren sabiduría a medida que se hacen mayores. Por tanto, la longevidad es vital para la supervivencia de los grupos. Este acervo cultural permite a los animales conocer y adaptarse a su entorno y transmitir ese conocimiento a los más jóvenes; es decir, los animales aprenden de su entorno de manera individual y también adquieren y transmiten conocimientos sociales a otros miembros de su grupo", explica Más.
"Esta memoria colectiva permite a todo el clan saber dónde encontrar alimento, refugio y lugares de reproducción, especialmente en condiciones adversas. Si los miembros del clan depositarios del acervo cultural son eliminados de manera brusca, como ocurre en la pesca, todo el grupo queda comprometido; sin orientación, corre el riesgo de desaparecer. Por esta razón, es imposible que los centros de cautiverio puedan contribuir a la conservación de los ecosistemas acuáticos, pues los animales no pueden desarrollarse ni como individuos ni como especie. Para ese objetivo, ya existen centros públicos de recuperación", zanja la bióloga recomendando la lectura del artículo "el silencio del agua" publicado en INFOANIMAL.
En consecuencia, los acuarios y zoológicos son lucrativas empresas que someten a la más absoluta miseria a los animales, contribuyen al daño medioambiental, mienten descaradamente, se nutren del dinero público y enseñan a la infancia el más puro egoísmo.
Por si tenemos poco, venden productos de origen animal contribuyendo a la masacre de seres sintientes después de una horrorosa vida, la mayor causa de la crisis climática, hambre en el mundo y problemas de salud, ignorando toda evidencia científica.
Cada persona que lea el artículo tiene una responsabilidad moral y mínima que es el sencillísimo veganismo, la única forma de respetar la vida, la libertad y los derechos de los animales. Si queremos actuar con justicia, debemos extender nuestra consideración a todos los seres sintientes, incluidos los que habitan bajo la superficie del agua.
¿Quieres ser parte del problema o de la solución?
Cualquier duda o para participar en el activismo por los derechos de los animales, escríbeme al 691093886 o defensaanimal2023@gmail.com.
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