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Políticos a dieta

Almudena Negro
viernes, 27 de julio de 2012, 07:06 h (CET)
"1.800 euros es bastante menos de lo que cobran al mes miles de familias españolas, de esas a las que esos mismos señores que parecen vivir en una realidad paralela les acaban de subir brutalmente los impuestos"

Dicen que no son todos lo que están, ni mucho menos. Seguro. Me refiero a la lista de diputados dada conocer esta semana y posteriormente retirada (aunque las redes sociales ya han hecho su trabajo y circula por medio España), que estarían cobrando dietas de alojamiento en Madrid por importe de algo más de 1.800 euros al mes del ala, a pesar de tener vivienda en propiedad en dicha Comunidad Autónoma. Entre los que presuntamente se estarían beneficiando habría varios ministros, alguno de ellos con residencia en su propio ministerio. Un escandalazo que, de confirmarse, en un país serio llevaría a ceses y dimisiones en tropel y más en las circunstancias en que nos encontramos.

Soy de quienes consideran que los políticos españoles están mal pagados. Es inadmisible, en mi opinión, que el sueldo del Presidente del Gobierno y el de sus ministros sea muy inferior al que cobra por menos responsabilidad directivos en las empresas privadas. Un buen sueldo garantiza no sólo el evitar tentaciones (como compatibilizar cargos, por no hablar de otras cuestiones), sino que también ayudaría que los mejores accedan a la política. Que muy necesitada está de ellos, por cierto.

Pero esto de cobrar dietas, exentas de impuestos, alegando como argumento que tienen que mantener dos casas –como si alguien les obligase a entrar en política o a comprarse vivienda en la capital-, si así es, es de una jeta de aurora boreal, más propio de una oligarquía partitocrática que de un sistema democrático. Algo digno de Toxo y Méndez. Si encima dichos diputados hace lustros que tienen la vivienda en la capital, la cosa deviene injustificable. 1.800 euros es bastante menos de lo que cobran al mes miles de familias españolas, de esas a las que esos mismos señores que parecen vivir en una realidad paralela les acaban de subir brutalmente los impuestos. No sirve tampoco la excusa de que tienen que cobrar ese dinero porque así lo dice la Ley. ¡Oiga, que es que el legislador, en este país en que la división de poderes es un chiste, es usted! Como chistoso resulta el argumento de que Sus Señorías tienen que viajar en sentido inverso, a sus provincias de origen, para ocuparse de los problemas de los ciudadanos de allí. ¡Como si hubiera representación y no cupulocracia! No sé a quién pretenden tomar el pelo…

Cada día se hace más visible a los ojos de los españoles que los miembros de las 17 oligarquías, surgidas de la Transición, miren la que está liando Artur Mas, no están dispuestas a quedarse sin su chollo. Luchan por salvar sus lentejas. No extraña pues que la desafección entre la clase política y la ciudadanía vaya en aumento.

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Transcurren días de confusión, o así me lo parece, inmerso en la actual vorágine de dichos y hechos en la que se percibe, aunque pueda parecer lo contrario, un predominio del olvido sobre la memoria, pues se superponen pequeños y grandes olvidos (la magnitud, en cada caso, queda a cargo de cada cual). Pienso, en relación con ello, acerca de lo esencial y de lo accesorio. No es fácil discernir entre uno y otro.

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