La compañía biofarmacéutica UCB acaba de presentar los resultados de un estudio observacional retrospectivo, realizado en pacientes suecos, que evaluaba el riesgo de una fractura mayor osteoporótica en mujeres que ya habían sufrido una primera, segunda y tercera fractura por fragilidad. Los resultados mostraron que el riesgo de una futura fractura fue mayor en los primeros dos años después de una fractura previa en comparación con las mujeres que no había padecido ninguna fractura. Un dato interesante es que el análisis mostró que el tipo de fractura influía en el riesgo de la futura fractura. En este sentido, las fracturas vertebrales son más indicativas del riesgo de una fractura posterior.
Los datos de este estudio, realizado por Quantify Research con la colaboración de UCB, fueron presentados durante el 20º Congreso Europeo Anual de la Society for Pharmacoeconomics and Outcomes Research (ISPOR), celebrado en Glasgow (Reino Unido).
“Estos resultados demuestran que las personas que han sufrido una fractura previa, a causa de la osteoporosis, tienen un riesgo más alto de una fractura posterior, especialmente en los primeros meses tras la fractura”, afirma la profesora Kristina Åkesson, , del departamento de Ortopedia del Hospital Universitario Skane y la Universidad de Lund, Malmö de Suecia. “Pese a que el coste personal, social y médico de una fractura no se puede subestimar, estos resultados son un importante recordatorio de que debemos considerar una fractura como una señal de advertencia, y de que se debería dar prioridad al diagnóstico y tratamiento precoces de la osteoporosis para prevenir futuras fracturas”, matizó Åkesson.
Por su parte, la doctora Pascale Richetta, responsable de la Unidad de Negocio de Hueso y vicepresidenta ejecutiva de UCB, ha subrayado que “la prevención de las fracturas por fragilidad debe convertirse en una prioridad de salud pública. Las fracturas dan lugar a más fracturas, pero a pesar de ello, el 80% de las pacientes que se rompen un hueso no reciben el tratamiento adecuado para la osteoporosis. Al no responder a la señal de advertencia de una primera fractura, nos arriesgamos a fracasar en la prevención de la segunda fractura y las fracturas posteriores”.
“En UCB trabajamos para aumentar la concienciación entre las pacientes y los profesionales sanitarios en relación con los riesgos asociados a las fracturas por fragilidad, y porqué es importante diagnosticar y tratar la osteoporosis. Debería prestarse más atención a las unidades clínicas especializadas de atención a las fracturas: son un modelo eficaz de atención posterior a la fractura, ya que alivian la presión sobre los sistemas sanitarios y reducen el número de fracturas, con el resultado de una mejor calidad de vida de las personas afectadas”, ha incidido Richetta.
En el estudio se han analizado los datos recogidos de 229.259 mujeres de registros nacionales suecos entre 1998 y 2015. El perfil de las mujeres seleccionadas fue de mayores de 49 años que habían sufrido una, dos o tres fracturas por fragilidad entre 2006 y 2012. El estudio tenía como objetivo estimar el riesgo de fractura osteoporótica mayor posterior a lo largo del tiempo en mujeres que habían tenido una primera, segunda y tercera fractura por fragilidad (cadera, vertebral, radio, húmero) en comparación con un grupo control de mujeres que no habían tenido fracturas previas.
Después de controlar varias características basales como la edad, la dependencia y el uso de glucocorticoides, se observó un mayor riesgo en mujeres con múltiples fracturas en comparación con los controles sin fractura1. En cuanto a las mujeres que habían sufrido dos fracturas previas tenían un riesgo más alto que las que solo sufrieron una fractura previa; la incidencia acumulada a 1, 2 y 5 años de la segunda fractura osteoporótica mayor en las pacientes fue del 6%, 12% y 25%, respectivamente, y para una tercera fractura posterior fue del 10%, 19% y 40%, respectivamente.
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