La Sociedad Española de Patología Dual (SEPD) sigue trabajando para conseguir integrar la perspectiva de género en el abordaje terapéutico de la patología dual. Si bien el porcentaje de mujeres que consumen sustancias es menor que los hombres, cuando este consumo se convierte en adictivo, las diferencias tienden a aminorarse. Los problemas que presentan las mujeres suelen tener una mayor gravedad, ya que son más vulnerables biológicamente a sus efectos, tienen mayores dificultades para iniciar el tratamiento y suelen presentar una evolución menos positiva o favorable que los hombres.
Por estos motivos, la SEPD considera que la mujer necesita una atención específica y organiza cada año desde 2007, junto a la Fundación Patología Dual, las ‘Jornadas Nacionales de Patología Dual y Género’, que en esta XI Edición se han dedicado a los ‘Trastornos de la Personalidad en Mujeres con Patología Dual’, y han contado con la colaboración del Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Excma. Diputación Provincial de Huelva.
El Dr. Juan Ramírez, coordinador de estas XI Jornadas, explica que el principal objetivo es “conseguir sensibilizar, reducir y eliminar las barreras, desventajas y desigualdades que el género establece a la hora de acceder a los programas y servicios asistenciales”. “Para las mujeres tener un trastorno de la personalidad y problemas adictivos supone un gran estigma social, por lo que es más difícil que accedan a los servicios de atención y se sometan a un abordaje terapéutico. Además, tienen más complicaciones para incorporarse al mercado laboral y para conciliar la vida familiar por la falta de comprensión de sus allegados”, ha añadido.
En la mujer, las adicciones más frecuentes asociadas al trastorno mental son las relacionadas con el consumo de alcohol y tranquilizantes. En el hombre se vincula más con el consumo de cocaína, heroína y cannabis.
Así define esta patología la Dra. Lola Peris Díaz, jefa de Servicio del Hospital de Préfargier, CNP-Centre Neuchâtelois de Psychiatrie, Neuchâtel (Suiza): “Consideramos que una persona tiene trastorno de personalidad cuando se modifica el funcionamiento de una personalidad normal, es decir, tiene variaciones de los rasgos inflexibles y rígidas, que ocasionan un sufrimiento o malestar muy importante a la propia personas o a los otros. No existen unas manifestaciones comunes, sino que cada trastorno de personalidad tiene sus características. Algunos criterios que lo definen son la alteración permanente en la cognición, la afectividad, las actividades interpersonales y/o el control de los impulsos”. Este trastorno, como ha explicado la Dra. Peris, se puede asociar a otras muchas patologías psiquiátricas, como las depresiones.
Respecto al género, algunos tipos de trastornos tienen más incidencia entre las mujeres, y otros, en los hombres. “Entre la población general, la incidencia del trastorno de personalidad podría estar entre el 6 y el 13 por ciento, según las estadísticas. En la actualidad se comienza a no hablar tanto de trastornos, sino de dimensiones. Todos tenemos rasgos de personalidad que funcionan más o menos bien pero que, si son muy desadaptativos, se podría hablar de un trastorno de personalidad”, ha dicho la Dra. Peris.
Los trastornos borderline y antisocial son los que más se relacionan con la adicción a sustancias, y, en general, a todo tipo de adicciones. “Todos los trastornos de personalidad se pueden asociar con el consumo o abuso de diferentes sustancias o con adicciones comportamentales”, ha añadido.
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