Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Propósitos | Año Nuevo

Propósitos para un año que empieza

San Francisco de Asís me ofrece un catálogo de propósitos que a mi ofrezco a quienes me lean
Francisco Rodríguez
lunes, 1 de enero de 2018, 15:25 h (CET)

La pasada semana traté del balance de fin del 2017 y en esta que comienza el 2018 pensé que debía hacer algunos proyectos y propósitos a cumplir durante el año. Pero dada mi edad comprendo que no es ya el momento de hacer proyectos, aunque quizás sí de hacer algunos propósitos.


No he podido recordar si al principio del 2017 hice alguno y si lo hice ya me he olvidado Dándole vueltas a posibles propósitos, de golpe he recordado una oración atribuida a San Francisco de Asís, “hazme instrumento de tu paz”, la he leído y releído y quizás contiene un catálogo de buenos propósitos que voy a tratar de hacerlos míos.


Dice la oración que donde hay odio, yo ponga amor. ¿Podré hacerlo? Al menos me prohibiré a mi mismo echar más leña al fuego de cualquier cuestión. Amparado en la libertad de crítica quizás me he dedicado a señalar a quienes, en mi opinión, son los culpables de tanto desaguisado. Vamos a ver si soy capaz de dejar de criticar y trate de amar a los que hasta ahora veía enfrente.


Sigue la oración diciendo que allá donde haya ofensa, yo ponga el perdón, donde haya discordia, yo ponga la unión. Son dos buenos propósitos que voy a tratar de cumplir en mi entorno como Dios me dé a entender. No ofender, perdonar siempre, evitar las discordias ¡casi nada!


Que donde haya error, yo ponga la verdad. Propósito difícil ya que habré de buscar humildemente la verdad, examinarla a fondo, pues a menudo “mi verdad” no es la verdad.


Que allá donde haya duda, yo ponga la fe. Mucha gente vive en la duda permanente ¿existirá Dios? Aquí mi propósito será transmitirles mi propia fe, aunque no me hagan caso.


Que allá donde hay desesperación, yo ponga esperanza, donde hay tinieblas, yo ponga la luz, donde hay tristeza, yo ponga la alegría. ¿Cómo podré cumplir estos propósitos? Necesito la ayuda de Dios para vivir en la esperanza, en la luz, en la alegría. Prometo pedirlas cada mañana y trataré con todas mis fuerzas de rechazar la desesperación, la oscuridad, la tristeza.


El camino también lo ofrece San Francisco cuando pide que yo no busque tanto ser consolado como consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar. ¿Seré capaz de consolar, comprender y amar a los demás, sean quienes sean? Me parece que me he metido en una aventura superior s mis fuerzas pero voy a intentarlo.


Dice San Francisco: Creo que es dándose como se recibe, es olvidándose de sí mismo como uno puede encontrarse, perdonando como se es perdonado, es muriendo como se resucita a la vida eterna, ¿Creo esto?.


Seguramente que habré pensado y otros también piensan que todo esto no sirve para nada, que lo importante es el poder, el dinero, el placer. Llevamos siglos tratando de hacer un mundo mejor y no parece que lo hayamos conseguido, pero la solución seguramente está en amar al prójimo hasta dar la vida por él. El Evangelio, de verdad, está por estrenar.


Que el 2018 sea un año diferente para todos.

Noticias relacionadas

Cuando Zapatero dejó de proteger a unos cuantos de “su club de la ceja” ocurrieron cosas como que Joaquín Sabina –ese cantante rojo confeso y vividor fiel y multimillonario que ningún padre querría para su hija– estuvo en el punto de mira de Hacienda por un presunto fraude fiscal. «¿Tú también?», se preguntó en ese momento la izquierda progre. Y no sólo él, también estuvieron señalados otros como Serrat, J.J. Vázquez o Bardem...

El cristianismo posee una influencia filosófica derivada del platonismo y el aristotelismo y también del neoplatonismo. Si pensamos, por ejemplo, en teólogos y filósofos de la categoría de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. La doctrina cristiana se expresa además como la manifestación de la inquietud del corazón humano o, lo que es lo mismo, como señal de su vocación al infinito.

El miedo es un cúmulo de sensaciones bruscas y ásperas, provocadas por una inminente amenaza que todos los humanos, unos más que otros, tenemos una aversión enorme, y cuando vemos el peligro, nos retiene en nuestros sentidos todas estas sensaciones, una desconfianza enorme y difícil de descifrar, dejándonos aturdidos y confundidos.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto