Los ministros de Exteriores de la Unión Europea escenificarán este lunes una posición de firmeza frente a Rusia cuando traten la respuesta europea a la escalada de tensiones militares en la frontera con Ucrania, que ha hecho saltar las alarmas sobre un posible ataque al país vecino. Los Veintisiete ya trabajan internamente en un paquete de sanciones, que en palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, serán "masivas" y sin precedentes para dar una respuesta rápida a una eventual agresión de Rusia. "Habrá que ver el carácter de la acción agresiva, pero cualquier acción agresiva tendrá una respuesta", ha advertido un alto cargo de la UE sobre qué tipo de acción desencadenaría la respuesta de la UE que sería "rápida, extremadamente clara y en cuestión de días". Por otro lado, el bloque europeo parece trabajar en un enfoque gradual, pues otra fuente diplomática europea señala que la respuesta sería diferente frente a ciberataques y provocaciones rusas que si se produce un escenario de guerra convencional con decenas de muertos. Para calibrar su respuesta, el bloque estudiará las repercusiones y efectos de las acciones de Rusia, zanjaba otra fuente. Eso sí, en Bruselas evitan entrar en detalles y se cuidan mucho de no desvelar las medidas que aplicaría el bloque, que tiene sobre la mesa todas las opciones y quiere ir más allá de unas sanciones al uso. El objetivo es que la amenaza de unas restricciones que cortocircuiten la economía rusa y afecten a dirigentes relevantes del círculo más estrecho del Kremlin ahuyente la perspectiva militar de Moscú y le empuje a la mesa de negociación. Los últimos días varios países han mencionado la opción de sacar a Rusia de la red internacional de comunicación bancaria Swift, lo que excluiría a las empresas del país de los flujos de ingresos internacionales. En lo esencial no existen diferencias en el seno de los Veintisiete, explican fuentes diplomáticas, aunque la última semana el presidente francés, Emmanuel Macron, ha recalcado que la UE debe tener su propia voz en la crisis ucraniana, después de que Europa esté buscando su sitio, tras de quedar relegada en las negociaciones entre Moscú y Washington en Ginebra. El encuentro del lunes contará con la participación por videoconferencia del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, en una nueva señal de la coordinación estrecha de Estados Unidos con los aliados europeos.
RUSIA DESAFÍA LA SEGURIDAD EUROPEA
El enorme despliegue militar ruso en la frontera ucraniana, que la UE fija en 140.000 soldados, hace temer una nueva agresión a Kiev, que seguiría a la anexión ilegal de Crimea en 2014 y a la implicación rusa en el conflicto del este de Ucrania. Como telón de fondo está una cuestión que en Bruselas consideran aún más preocupante, como es la aspiración de Rusia a establecer una esfera de influencia y vetar el futuro ingreso de vecinos como Ucrania o Georgia en la OTAN. Esto representa un reto a la propia UE, ya que la exigencia se extendería a Estados miembros como Suecia o Finlandia. En las últimas semanas el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, no ha dudado en cargar contra lo que entiende como un ataque de Moscú a los cimientos del orden de seguridad europeo y ha criticado que ponga en entredicho la soberanía e integridad de terceros países y no renuncie al uso de la fuerza contra Ucrania. Es por eso que en Bruselas se observa este pulso como todo un desafío con repercusiones en el orden internacional y de seguridad fijado tras el fin de la Guerra Fría y ven las maniobras rusas como el altercado de seguridad más relevante desde entonces en el continente. "Es importante que la respuesta esté al nivel de desafío", ha resumido.
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