MADRID, 25 (OTR/PRESS)Mientras los dirigentes del PP inician una campaña de recogida de firmas para preservar la subida de las pensiones, Pedro Sánchez alarga su decisión y se niega a trocear el decreto que la derecha tumbó en el Congreso. Detrás de ambas estrategias hay, únicamente y una vez más, solo intereses partidistas. En el caso de Feijoo, la preocupación por el malestar social creado por su voto en contra y el precio a pagar entre los pensionistas que verán reducidas sus retribuciones. Por eso, se han precipitado a declarar a los cuatro vientos que se separen las pensiones y las ayudas a la Dana y entonces darán el si. Al mismo tiempo, Pedro Sánchez, se frota las manos viendo a sus contrincantes en apuros y cada intervención pública recuerda, una y otra vez, los perjuicios a la ciudadanía causados por el PP. Si además consigue que Junts, que también están "arrepentidos", vuelva a la senda del pacto, abre una vía de continuidad a la legislatura, aún sin presupuestos. Y este desastre real para jubilados, víctimas de las inundaciones en Valencia y población sin recursos, del que ahora parecen haberse percatado, se hubiera evitado con algo tan imprescindible en política como es el diálogo y la negociación. Así de claro Pero el ejercicio de su función, para el que fueron elegidos en las urnas, hace tiempo que decidieron convertirlo, única y exclusivamente, en confrontación. Y así nos va. Porque, una cosa es que se peleen por el aniversario de la muerte de Franco, y otra que se juegue con las cosas de comer. Es cierto que la falta de una mayoría estable obliga a Moncloa a meter en el paquete de un decreto medidas que nada tienen que ver, y si cuela, cuela. Pero ¿ambos líderes no pueden, ni siquiera, hablarse por teléfono y negociar antes de la votación? Está claro, y este no es más que un ejemplo ya sabido, que su único interés es el poder, y para ello cualquier estrategia vale. Incluso dañar a sus propios votantes. Los de SUMAR, que ven como pierden peso en las encuestas y que no consiguen apoyo para la subida del salario mínimo, meterán presión el martes en el Consejo de ministros para no dilatar el envío al Congreso de un nuevo decreto que el PSOE pretende que sea el mismo. El PP, por su parte, instalará las mesas petitorias para que los ciudadanos pidan lo que ellos votaron no. Dialogar ¿para qué?, si cada uno va a lo suyo.
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