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Greenpeace ha documentado a través de imágenes termográficas el "derroche energético" por las "generalizadas y elevadas" fugas de calor de las viviendas en diferentes ciudades de España como Madrid, Zaragoza, Ávila y Valladolid).
Según ha informado este miércoles la organización, las fotos muestran, a través de una paleta de colores de amarillos a morados, las diferencias de temperatura en la superficie de un mismo edificio, lo que permite identificar aquellos puntos en los que el aislamiento es más deficiente.
"Se aprecian fugas por las ventanas, en las esquinas, por el forjado estructural de la casa o por los puentes térmicos, entre otros lugares, lo que confirma la elevada ineficiencia energética de la mayoría de nuestros hogares", ha manifestado, para después añadir que, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), "afecta al 95%" de ellos.
En este sentido, Greenpeace ha agregado que "esta situación de pobreza energética afecta a más de 20 millones de hogares, no solo los que se construyeron hace décadas, sino también modernos, y tiene implicaciones en el confort de las familias y en su pérdida de poder adquisitivo".
"La pobreza energética afecta especialmente a quienes no pueden pagar las facturas de luz o gas, pero el empobrecimiento energético es generalizado en una población víctima del oligopolio energético que tiene que pagar mucho más de lo que debería por mantener la temperatura de su hogar, aunque no lo sepan. Es un problema que se agudiza porque de forma general nuestras casas derrochan energía de manera innecesaria", ha afirmado el responsable del área de Clima, Energía y Movilidad de Greenpeace España, José Luis García.
María Prado, coordinadora de la campaña de energía de Greenpeace, ha defendido que "la mejor forma de luchar contra este empobrecimiento generalizado es exigir la mejora del aislamiento de las casas y sustituir el gas por soluciones renovables y eficientes que ahorran dinero, protegen mejor del frío y ayudan a luchar contra el cambio climático".
En su opinión, el Gobierno debe "dejar de financiar a los combustibles fósiles que causan esta crisis social y ambiental y poner el dinero al servicio de las soluciones que benefician a todas las personas".
Greenpeace reclama que, además de "medidas paliativas" para el corto plazo que garanticen un acceso a servicios básicos energéticos, se aborde "definitivamente la medida estructural que resuelva esta crisis energética permanente de la vivienda, rompiendo la cadena de su dependencia del gas".
Para ello, la organización demanda una "urgente intervención pública" en la rehabilitación energética del parque de vivienda reorientando las actuales subvenciones del sector de los combustibles fósiles hacia una "verdadera transición verde sin dejar a nadie atrás". "El objetivo debe ser que todos los hogares dispongan de las condiciones adecuadas de confort térmico, mediante rehabilitación con aislamiento, bomba de calor y autoconsumo solar, priorizando a los colectivos más vulnerables", ha concluido.
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