MADRID, 29 (SERVIMEDIA)
Las personas evacuadas de Afganistán que han llegado a España (2.206, según los últimos datos) están cada vez “más preocupadas por la suerte de sus familiares” que se han quedado en el país, y “necesitan comunicarse con ellos de forma urgente”.
Así se lo explicó a Servimedia Áliva Díez, coordinadora de acogida de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), que trabaja en Torrejón de Ardoz en la primera recepción y atención a los evacuados, a los que también acompañará a lo largo de todo su periplo en el Sistema Nacional de Acogida.
Según Díez, estas personas llegan “en cierto estado de shock y con una gran incertidumbre”, pero al mismo tiempo “muy agradecidas“, pues “son conscientes de la suerte que han tenido de poder entrar en estos vuelos y salir del país”.
Por el mismo motivo, manifiestan “una gran inquietud ante el futuro del resto de familiares que no han podido salir de Afganistán”, donde podrían sufrir represalias. “A medida que la situación empeora, precisan saber si sus seres queridos podrán entrar en otra lista, llegar a Kabul y ser evacuados”.
Por todo ello, Díez pidió “facilitar cuando antes la comunicación de estos afganos con sus familias”, y urgió al Gobierno y al resto de países a crear vías legales y un corredor humanitario para que más civiles salven sus vidas y consigan salir de Afganistán a partir del 31 de agosto”.
Según la coordinadora de CEAR, “otro aspecto a considerar es que estas personas han tenido que dejar su vida de forma abrupta”. “Tenían un proyecto vital muy asentado y estructurado en su país", explicó, del que prácticamente se “han marchado con lo puesto”. Por ello, la necesidad material es muy grande, y precisan de todo: cargadores de móvil, ropa, juguetes para los bebés, etc.
Con todo, los evacuados “llegan muy agradecidos y deseosos de empezar de cero”. “Están decididos a arrancar de nuevo con sus vidas”, ya que, a diferencia de otros migrantes, ellos sí están convencidos de que no van a poder volver.
EL TRABAJO DE CEAR
CEAR apoya al Gobierno con intérpretes de farsi y pastún, las dos principales lenguas de la población afgana, en las entrevistas para la identificación y valoración de estas personas, así como en la organización y logística del campamento.
Asimismo, acompaña a muchos de ellos cuando, unos dos días después de su llegada, dejan estas instalaciones provisionales para instalarse en algún recurso del sistema nacional de acogida.
Además de colaborar con la Policía en la documentación y registro de estas personas, “también trabajamos para realizar una valoración personalizada de las necesidades de cada una e identificar qué tipo de plazas pueden ajustarse mejor a su perfil, indicó Díez.
Es preciso conocer también las estructuras de las familias (quienes la forman, situación médica, existencia de discapacidad….), agregó la responsable de CEAR, que también les apoya en todo lo referente a la solicitud de protección internacional (trámites, traducción, asistencia…).
Señaló que, en general, los afganos no pasan más de dos días en el campamento instalado junto al aeropuerto de Torrejón, que, aunque funciona perfectamente, no es un espacio en el que estas personas deban permanecer más de tres días. Pasado este tiempo, “hay que procurarles una seguridad física, que empieza por su nueva instalación y por retomar ciertas rutinas”, subrayó Díez.
CERA está con ellos a lo largo de todo este proceso, prosiguió, y ofrece también apoyo psicosocial para ayudarles a superar el duelo migratorio. “Les acompañamos durante los primeros trámites (empadronamiento, escolarización de los hijos, obtención de la tarjeta sanitaria…) y les informamos sobre el funcionamiento del sistema de acogida (tiempos, documentación, derechos y deberes)”.
Más adelante, prosiguió, se imparten clases de español y talleres para la comprensión sociocultural de su nuevo contexto en el que van a vivir. A medida que avancen con el idioma, estas personas entrarán en programas para la búsqueda de empleo y mejorar su capacitación, y se les ayudará con la homologación de títulos.
Díez insiste en que lo primordial, “que de momento se logra con éxito", pasa por “darles un alojamiento donde volver a empezar”. Muchos de los que llegan son familias con niños pequeños, que “estamos alojando sobre todo en pisos”. “Ellos más que nadie tienen muchas ganas de retomar sus vidas”, explicó. Les ayudará sin duda que la mayoría han trabajado para administraciones u organizaciones españolas, con lo que “saben castellano o inglés y, aunque en la distancia, nuestra cultura no les es ajena”. “Eso siempre jugará a su favor. Y por supuesto, el saberse afortunados, y las ganas que tienen de salir adelante".
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