La juventud es fuerza inquebrantable del presente y tenaz esperanza del porvenir. En la actualidad,  nos encontramos con una mayoría de corazones rodeados del insigne regalo de juventud; la cual es una gloriosa etapa en nuestra vida. Estos años fugaces de existencia son considerablemente coloridos en vigor y valor.

Gabriela Franco es una talentosa cantante ecuatoriana que, desde los seis años de edad, impresiona con su voz. Cantante, compositora, intérprete y productora musical, su trayectoria ha impresionado a muchas personas que disfrutan de su dulce voz en los escenarios y plataformas digitales.

No hay mayor bien para la humanidad que la justicia, la libertad y la verdadera paz. Es notable en este siglo XXI encontrarnos en una sociedad envenenada por el odio, inclinada al mal por el afán del poder, dinero y placer, por lo que el hombre se ha vuelto capaz de torturar, así como asesinar a su hermano despiadadamente.

Todo talento que contribuye a nuestro desarrollo personal, se convierte en el faro que nos conduce a un futuro prominente, expandido su gracia, dedicación y encanto por lo que amamos hacer, y esto es lo que  ha sucedido en muchos corazones de personas que cultivando la ilusión han abrazado la esperanza que desde los primeros pasos les acompaña hasta la gloria que hoy poseen a través de su legado.

Todos estamos en la barca de la vida, pero muy pocos nos atrevemos a navegar. La existencia del ser humano es un misterio infinito que se da desde su concepción: el niño, el joven, el adulto y el anciano no han llegado a comprender la grandeza y la inmensidad de su existir.

El dolor desgarra el alma, pero la esperanza venda sus heridas. En la actualidad es inevitable experimentar la desolación que habita en el corazón humano, es notable ver que frecuentemente nos enfrentamos a la carga y fatigas que acompañan nuestra permanencia terrenal.

“El buen vivir es la prefiguración de una muerte en paz”. En nuestros días  nos encontramos  ante diversas situaciones que nos abruman y hacen del existir una impermanencia perenne donde todo  es cada vez más una levedad que se olvida como las hojas secas llevadas al espacio por el viento, sin saber cuán grande es la profundidad e inmensidad de una vida que se va.