Otro año que se aleja sin alegatos ni algarabías, solo dejándonos innumerables historias de su estancia, esas memorias que alegran y hacen brillar nuestros ojos, o simplemente desgarran el alma; doce meses, trescientos sesenta y cinco días, es la certeza que hemos estado presentes o ausentes en este lapso de tiempo, en los que aprendimos, lloramos y reímos, observamos un universo portentoso, lleno de diversidad, emotivos de ver uno que otro sueño hecho realidad, dimos un paso más a las metas deseadas, nos arriesgamos a caminar lo intransitable, a veces deambulando, aprendiendo pero con la esperanza de lograr el objetivo que teníamos en agenda.
Al despedirnos de sus últimas horas, nos llega al pensamiento el recuerdo del principio, ahora es el final de un año, una huella más del tiempo tatuada por existencia e inexistencia, que nos recuerda la proyección de un nuevo porvenir, una luz, acompañando el presente, para redescubrir el sentido de vivir.
Un ciclo más que se marcha, pero nos susurran algunas preguntas: ¿Qué hice en estos momentos? ¿Será que viví? ¿O no me enteré de nada? Cada ser humano tiene respuestas propias, y en otras ocasiones no las habrá simplemente meditar como alegrarnos de los pequeños éxitos significativos que obtuvimos; es lo que el final desata para prepararnos a un inicio, un nuevo año donde podamos proyectar nuestros deseos e intereses más relevantes, así como mejorar nuestro comportamiento, con una metanoia ecuánime capaz de diseñar proyectos claros en un estado armónico y profundo con nuestro espíritu.
Ser consistentes en propósitos honestos nos llevará lejos, porque el tiempo cambia fechas, estaciones y ciclos, no comportamientos personales, eso corresponde a cada individuo. Trazar motivaciones para transformar el actual estilo de vida, siendo esta una determinación optimista, que nos permita ver el tiempo pasado con gratitud por las circunstancias dotadas de experiencias que hemos encontrado en el año que poco a poco se despide.
Languidece el tiempo en cada suspiro y con él este año expira, llevándose entre sus páginas, recuerdos, seres queridos a quienes amábamos, pero ya se han marchado, las familias incompletas por diversas razones no planeadas; más de un miembro ha inmigrado, otros extrañando el terruño que llevamos arraigado en la sangre que corre por todo nuestro ser. Que estas fechas sean oportunas para expresar sentimientos de gratitud a las personas que nos brindan alegría, paz y tranquilidad, también para perdonar las ofensas que hemos recibido y por supuesto pedir disculpas por si hemos ofendido a lo mejor sin ser consientes. Dejar y soltar será crucial para priorizar, si deseamos disfrutar de excelente salud mental.
Asimismo, podremos tener un mejor enfoque en relación al impacto que genere cada propósito, pues tendremos mayor estimulación e incluso siendo pequeños logros, conduciéndonos a la deseada tranquilidad integral. El año nuevo se aproxima eminentemente, es señal de un nuevo amanecer, que manifiesta vida recordando el momento correcto que vivimos a través del tiempo, cuyo símbolo es dirigir esta grata presencia por el sendero que nos conduce a la plenitud irrepetible.
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