El tiempo contemplado en ternura, desbordante de amor está próximo. Los hombres exaltan gozosamente, la tierra inundada con júbilo al saber que una esperanza anuncia Paz. Pensar que estamos en vísperas de una fecha muy hermosa del año llamada “Navidad”, es una alabanza perenne de gratitud en nuestra boca por todas las bellas y memorables experiencias concedidas en compañía de los nuestros, quienes han sido motivo de alegría, e ilusión dándonos su tiempo, consolando el corazón; al regocijarnos en estos días festivos es nuestro deber valorar el momento compartido en familia y amistades.
Para dar un verdadero significado a la natividad es indispensable ser pregoneros en hermandad, despojados de individualismo para acercarnos a aquellos que padecen diferentes sufrimientos, ya sea por enfermedades, pobreza o desesperanza arraigada en lo profundo del ser, he aquí el instante de permitirnos cultivar humanismo en capacidad transformadora del llanto e invitemos a la sociedad a ser partícipes de nuestras alegrías, al prójimo que vive en soledad para que juntos podamos contemplar el misterio más grande donde el cielo es capaz de abrazarse y conectarse con el universo.
Sin embargo, para la mayoría de personas es simplemente colores, despilfarros, consumismo, fiestas inútiles; olvidando que esta fecha tiene algo mucho más relevante, y es que dar, te hace más humano, las horas, cariño convertido en abrazos que estés dispuesto a brindar será tu vida creciendo extraordinariamente en beneficio de esta humanidad; no nos dejemos limitar por lo superfluo que se avalancha como feroz enemigo del bien amenazando la caridad, cuando comprendes que existir es también ayudar, amar; estás siendo humano, valora, agradece lo que tienes, no desprecies al que está a tu lado recuerda que otros lloran su ausencia.
Este tiempo debe guiarnos a una meditación más ecuánime donde prevalezca el amor, tanto como los valores, buenas costumbres pues son primordiales, para apreciar con prolijidad la existencia humana donde esos instantes de felicidad, nos colmen de gracia y sosiego, así lo esencial, no sean los regalos que recibimos o damos sino disfrutar el presente. Para otras familias, estas fechas les invade el corazón de nostalgia, pues muchos de sus miembros han emigrado, otros han fallecidos no pudieron expresar en palabras el amor por los suyos permaneciendo el grato recuerdo en su memoria.
Así mismo, ver que estamos en los últimos días, horas, segundos del año, debe guiarnos a la interiorización a esa fuente reflexiva del individuo que nos conduce a vivir sobriamente. Nos encontramos en las últimas páginas de 365 del libro, donde escribimos diversas historias con letras oscuras, rojas, grandes y pequeñas cada una describe paso a paso el bien hecho, también lo que has negado hacer. Recuerda hoy agradecer porque gratuitamente has recibido vida, salud, familia bienes materiales, en pocos momentos cerrará una página más nuestra permanencia en la que experimentamos sentimientos de diferentes colores, aquí en esta historia cada corazón es centinela en su propia ilusión, piensa siempre que el tiempo no obedece a tus mandatos.
Que esta luz resplandeciente en Nochebuena ilumine nuestro viaje, abra nuestro corazón a la esperanza, disipe el odio y reine el amor, para que así los hombres en esta tierra construyamos lazos fraternales y seamos verdaderos símbolos de paz, como presagio de un mundo mejor.
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