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Armando B. Ginés
Analista político, guionista, redactor creativo y escritor. Freelance con experiencia en todos los ámbitos del periodismo: radio, escrito y televisión. Colaborador con diversos diarios y webs online de España y Latinoamérica. |
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Jean Améry, escritor austriaco antifascista, dio con sus huesos en un campo de concentración nazi. Y supo de la tortura en propia carne. Y escribió sobre ella y el suicidio. Y levantó la mano contra sí mismo y dijo adiós a la vida en 1978. Las secuelas del horror hicieron mella en su ser torturado. Dejó para la posteridad varios libros y sentencias terminantes. “Solo en la tortura la transformación del cuerpo en carne se hace completa”.
De la mano de la posmodernidad vino la identidad absoluta del sí y con la caída del Muro de Berlín fuimos liberados a un mundo plagado de experiencias ilimitadas en el que cada cual sería capaz de ser lo que quisiera. Se derribaron de golpe y porrazo las grandes narrativas que buscaban un mundo mejor, más justo, solidario e igualitario.
A las personas que vemos los credos religiosos desde las afueras, ya sea como ateas, agnósticas o simplemente críticas con el hecho cultural en sí, no nos causa extrañeza la impunidad y silencio con el que se lleva tratando desde hace décadas, a veces entre bastidores y otras con sensacionalismo amarillista, los miles de casos de pederastia de clérigos católicos en todo el mundo y muy singularmente en España.
¿Dónde se sitúa la línea divisoria o frontera médica entra la locura y la cordura? ¿El cuadro pictórico que ilustra este post ha sido creado por una mente cuerda o loca? ¿Qué ves en el cuadro abstracto? ¿Un ojo, el centro del universo, la flecha del tiempo, el todo en permanente movimiento, un elefante escondido...? ¿O todo a la vez? Oh, bien, nada de lo dicho.
Como era de esperar, ha pasado sin pena ni gloria la noticia de dos mujeres que se suicidaron en Barcelona horas antes de procederse a su desahucio judicial por impago de alquiler de su vivienda. Los medios generalistas han tratado la nueva como un suceso trágico sin mayor repercusión social. Tampoco se han registrado pronunciamientos al respecto de nadie con mayor o menor relieve público de responsabilidad política a cualquier escala territorial, ya sea local, autonómica o estatal.
La Historia de España desde 1700 hasta finales del siglo XX. Desde Felipe V a Juan Carlos I, con estaciones en todos los cojones borbónicos y los ovarios de Isabel II, saltando por encima de los interregnos republicanos y haciendo una parada técnica en el no-rey Juan de Borbón durante los tiempos de la cárcel franquista.
Sobre los conceptos progreso, mito (dioses, ideologías, relatos y, ahora, fake news), bondad o maldad natural del ser humano y miedo al futuro giran desde hace 10.000 años, en cada momento histórico de un modo singular, los grandes temas políticos de las sociedades que se han ido construyendo desde la eclosión de la agricultura, la propiedad privada y los primeros asentamientos urbanos.
Vivimos desde hace décadas en la postmodernidad. Vaya usted a saber el significado profundo de tal concepto. Más o menos sabemos que a través del prefijo post- se pretende configurar un espacio histórico donde el capitalismo ha ganado todas las batallas y ya no tiene ninguna alternativa ideológica que dispute su hegemonía indiscutible.
Ya se han instalado en el inconsciente colectivo los dos conceptos que van a explicar los marcos de referencia políticos del futuro inmediato. Lo acuñan los diseñadores de eufemismos que trabajan en los laboratorios de asesoramiento ideológico internos y externos al poder y lo van asumiendo poco a poco como suyos propios los mass media más influyentes.
Pruebe usted a salir a la calle (compartir, pasear, trabajar, comprar, respirar, crecer, vivir) con la conciencia crítica en estado de alerta permanente y vea, también a sí misma, lo que sucede a su alrededor: gentes anónimas que van y vienen, entran y salen, miran y son miradas. Presonas en calidad de sujetos y objetos que se relacionan desde la escala jerárquica superior/inferior, sea aquella de índole o ámbito laboral, social o académico.
Derek Chauvin es un policía USA blanco del montón. Y mató sin consideración empática alguna a George Floyd, un joven negro de tantos de los suburbios de la gran ciudad. El presunto delito, intentar colar un billete falso de 20 míseros y miserables dólares. Es una historia racista recurrente en el panorama estadounidense.
La gente paniaguada del jurado y los pelotas de la monarquía borbónica no saben lo que hacer para salvar la imagen de Felipe, Juan Carlos y familia. En esta ocasión se han aprovechado de los trabajadores y trabajadoras de la sanidad pública, convertidos oficialmente en héroes pero con contratos en precario, sueldos a la baja y recursos recortados salvajemente.
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