| ||||||||||||||||||||||
Armando B. Ginés
Analista político, guionista, redactor creativo y escritor. Freelance con experiencia en todos los ámbitos del periodismo: radio, escrito y televisión. Colaborador con diversos diarios y webs online de España y Latinoamérica. |
![]() |
Felicidad y libertad son conceptos muy bonitos y escurridizos sobrevalorados por el común de los mortales que en boca de la demagogia política pueden movilizar a las masas hacia cualquier distopía de corte fascista o totalitario. Hablar de libertad y felicidad vende lo que sea, un proyecto, una idea, una expectativa, una ilusión, un producto, un sistema político.
Lo que fascina rompe la monotonía de la rutina cotidiana y atrae de manera irresistible. Lo monstruoso se transforma en algo extraordinario o fantástico. Los liderazgos fascistas se nutren, más allá de razones sociológicas y de la singularidad de cada contexto histórico, de la fascinación de las masas. Lo fascinante, con unas gotas de horror pánico y miedo escénico, engancha de modo casi invencible.
Desde la ingenuidad consciente de sí misma, queremos aportar algunas ideas troncales de carácter muy general que bien pudieran servir de base no dogmática para futuras discusiones de un programa común de izquierdas a escala mundial.
Las guerras y la propaganda son las dos grandes armas de destrucción masiva del imperialismo capitalista. Dicho de otra manera: vivimos en sociedades jerarquizadas de ordeno y mando donde el consenso social, político, ideológico y cultural, la denominada normalidad, se consigue preferentemente a través de la publicidad y el control mental de las masas mediante sugerencias sibilinas o abiertas repetidas machaconamente hasta la saciedad.
Jean Améry, escritor austriaco antifascista, dio con sus huesos en un campo de concentración nazi. Y supo de la tortura en propia carne. Y escribió sobre ella y el suicidio. Y levantó la mano contra sí mismo y dijo adiós a la vida en 1978. Las secuelas del horror hicieron mella en su ser torturado. Dejó para la posteridad varios libros y sentencias terminantes. “Solo en la tortura la transformación del cuerpo en carne se hace completa”.
De la mano de la posmodernidad vino la identidad absoluta del sí y con la caída del Muro de Berlín fuimos liberados a un mundo plagado de experiencias ilimitadas en el que cada cual sería capaz de ser lo que quisiera. Se derribaron de golpe y porrazo las grandes narrativas que buscaban un mundo mejor, más justo, solidario e igualitario.
A las personas que vemos los credos religiosos desde las afueras, ya sea como ateas, agnósticas o simplemente críticas con el hecho cultural en sí, no nos causa extrañeza la impunidad y silencio con el que se lleva tratando desde hace décadas, a veces entre bastidores y otras con sensacionalismo amarillista, los miles de casos de pederastia de clérigos católicos en todo el mundo y muy singularmente en España.
¿Dónde se sitúa la línea divisoria o frontera médica entra la locura y la cordura? ¿El cuadro pictórico que ilustra este post ha sido creado por una mente cuerda o loca? ¿Qué ves en el cuadro abstracto? ¿Un ojo, el centro del universo, la flecha del tiempo, el todo en permanente movimiento, un elefante escondido...? ¿O todo a la vez? Oh, bien, nada de lo dicho.
Como era de esperar, ha pasado sin pena ni gloria la noticia de dos mujeres que se suicidaron en Barcelona horas antes de procederse a su desahucio judicial por impago de alquiler de su vivienda. Los medios generalistas han tratado la nueva como un suceso trágico sin mayor repercusión social. Tampoco se han registrado pronunciamientos al respecto de nadie con mayor o menor relieve público de responsabilidad política a cualquier escala territorial, ya sea local, autonómica o estatal.
La Historia de España desde 1700 hasta finales del siglo XX. Desde Felipe V a Juan Carlos I, con estaciones en todos los cojones borbónicos y los ovarios de Isabel II, saltando por encima de los interregnos republicanos y haciendo una parada técnica en el no-rey Juan de Borbón durante los tiempos de la cárcel franquista.
Sobre los conceptos progreso, mito (dioses, ideologías, relatos y, ahora, fake news), bondad o maldad natural del ser humano y miedo al futuro giran desde hace 10.000 años, en cada momento histórico de un modo singular, los grandes temas políticos de las sociedades que se han ido construyendo desde la eclosión de la agricultura, la propiedad privada y los primeros asentamientos urbanos.
Vivimos desde hace décadas en la postmodernidad. Vaya usted a saber el significado profundo de tal concepto. Más o menos sabemos que a través del prefijo post- se pretende configurar un espacio histórico donde el capitalismo ha ganado todas las batallas y ya no tiene ninguna alternativa ideológica que dispute su hegemonía indiscutible.
|