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Armando B. Ginés
Armando B. Ginés
Ambos se mueven dentro del sentido común avalado por el poder establecido. Son moderados en su discurso, educados, internacionales, aseados en su figura mediática y pública

Más allá de los méritos profesionales y de los logros artísticos o deportivos, Pedro Almodóvar y Rafael Nadad vienen representando desde hace tiempo los dos polos ideológicos y culturales homologados por el sistema neoliberal de la globalización, lo progre y lo populachero.

Ahora sí, el cuento terminó pero la Historia continúa

Este texto brota desde la memoria de Eduardo Galeano y Mark Twain. El inmenso Galeano y sus venas aún abiertas de América Latina y Twain, el buscavidas irónico del rio Misisipí que soñó un diario de Adán y Eva. Su fértil memoria mueve la mano que escribe de modo misterioso. Las venas abiertas siguen bien abiertas para la rapiña de las elites criollas y el impero yanqui.

Pocas imágenes hay de muertos y devastación. Se omiten por cuestiones políticas: lo que no se ve no existe

Más de 40.000 palestinos asesinados por Israel en Gaza y Cisjordania, a los que habría que añadir los de Líbano. The Lancet eleva la cifra, por causas directas e indirectas de la furia sionista, a casi 190.000 muertos. ¿Dónde están los cadáveres? Desde las guerras de Irak, donde murieron entre 600.000 y un millón de personas a causa de la agresión bélica de EEUU y la ayuda inestimable de la OTAN y la Unión Europea, los conflictos bélicos se cuentan como un relato de tebeo.

El presunto Gobierno de izquierdas de España ve inaceptable la postura mexicana. Si no va el 'preparao', nosotros tampoco vamos. La rabieta diplomática es colosal e infantil

En palabras de Voltaire, la Historia real la sufren las clases populares y la oficial la cuentan los vencedores, o sea, el poder económico y las elites gobernantes. Michael Parenti, historiador estadounidense de origen italiano, así lo certifica en su obra, La Historia como misterio. Las clases bajas ponen los muertos y las clases altas hacen el relato ajustado a sus intereses económicos, ideológicos y políticos.

Yo soy yo. Quizás la tautología sea tanto como no decir nada. O, tal vez, a buen entendedor con pocas palabras basten. Desde que la posmodernidad parida por los filósofos franceses vino a decir que todo era texto y el texto por sí mismo era interpretable, esto es, que el texto era discurso narrativo que cada uno hacía suyo a su manera, la eclosión de diversas identidades grupales formaron un vasto mercado para que cada uno vendiera su yo como esencia de lo que era o quería ser.

La inquilina del Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana de España, Isabel Rodríguez, ha pedido a los pobres caseros y fondos buitres que bajen los precios de los alquileres por solidaridad. Con un par. De ovarios, por supuesto. Rodríguez será muy feminista (lo cual le honra) pero es clasista a más no poder (lo cual es un tanto deshonroso, ¿o no?).

¿Qué harás hoy después del trabajo (si es que tienes empleo)? Una gran mayoría podría responder una de estas tres opciones: veré un partido de fútbol, me iré de compras o me sentaré en el sofá del salón para mirar mi serie favorita o bajarme una película de estreno reciente. Con cualquiera de las alternativas sedo o anestesio mi neurosis o ansiedad y olvido los conflictos materiales que me acucian cada día. Eso se llama control social.

Alrededor de 20 millones de niños y niñas que viven en los países que conforman la UE, 25 por ciento, son pobres y están en riesgo más o menos severo de exclusión social, correspondiendo dos millones a España, que presenta la tasa más alta de todo el espacio territorial europeo. Así lo recoge un informe elaborado por el Instituto de Estudios Educativos y Sindicales (IEES) de la Fundación Primero de Mayo.

No todo es fascismo. Hay fascismos puntuales o coyunturales que se abren paso en la vida cotidiana y personal y fascismos alentados por regímenes dictatoriales y también por estados de bella fachada democrática. Por tanto, no cabe decir que el fascismo sea un concepto genuino, unforme y acabado: se va haciendo y adaptándose a diferentes contextos sociales, políticos y culturales.

Verdad es que ideología suena a palabra maldita y fea y que verdad, exenta de carga ideológica, pasa por sentido común y certeza absoluta. En el Evangelio de san Juan se hace decir a Jesús de Nazaret que “yo soy el camino, y la verdad, y la vida.” La frase, literal o recortada, luce en numerosos frontispicios de iglesias cristianas.

A pesar de los augures de Silicon Valley y de los pontífices del tecnocapitalismo, todo ocurre o sucede en el cuerpo humano. Todo repercute en lo físico o material, incluso la realidad virtual o la inteligencia artificial. Que se lo pregunten a Juan López y a los millones de inmigrantes que se juegan la vida para salir de la misera de sus países de origen. 

Felicidad y libertad son conceptos muy bonitos y escurridizos sobrevalorados por el común de los mortales que en boca de la demagogia política pueden movilizar a las masas hacia cualquier distopía de corte fascista o totalitario. Hablar de libertad y felicidad vende lo que sea, un proyecto, una idea, una expectativa, una ilusión, un producto, un sistema político.

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