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Bayardo Quinto Núñez
Bayardo Quinto Núñez Es oriundo de Masaya Nicaragua. Es PINTOR, ESCRITOR, MÚSICO y Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, egresado de la Facultad de Derecho UNAN-LEÓN de Nicaragua. Ha escrito 22 libros de: Relatos, Minicuentos, "Pohesía", Novela Corta y Ensayos. Al vocablo Poema, Poesía les decoró, creó, insertándoles la letra "h", así: "Pohema", "Pohesía" e ideó la palabra "Letrística" o "Letrístico". -Correo: tac_tictac@yahoo.com
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Hemos aprendido conforme va pasando el tiempo, que, frecuentemente al recorrer, rememorar nuestra propia vida y analizar a la luz de la verdad el pasado, presente y lo presuntamente que vendrá en el futuro, eso nos permite contemplar la esencia y naturaleza de la vocación en este mundo. Por supuesto, todos tenemos un Génesis, Éxodo, desarrollo y final. Ello es condición de condiciones ineludible. Todo esto es una difícil evolución, pero repleta de mucha sabiduría.
Está loco. No sabe. Pero lo intentó. Anota lo anotado con precisión certera, pues quizá el escritor extraterrestre lo haga con lucidez o como Lucifer, aunque se imagine a posteriori ese paisaje real o irreal que desconoce, tendrá que describir, con la letrística más veraz,
cuando regrese a su destino, lugar. Empero.
Podemos imaginar, discurrir que, mañana nos veremos. Ese día eran las diez y treinta minutos de la noche, el espejo estaba agotado, tartamudeaba, había sido víctima, por ello cambió de lugar, de esta situación nadie en la casa se había percatado, todos dormían plácidamente mientras llovía a raudales en la florida ciudad, y sorpresivamente las campanas de la parroquia repicando, no se sabía por qué.
Nunca me imaginé esto. Pero sé que esto y más… sucede en el mundo. Hace varios días me encontraba sentado en la acera donde vivo y vean lo que sucedió. Pasaron los predicadores de la religión mormona y educadamente me solicitaron si los podía atender. Les respondí, con todo gusto, espérenme solo tomo mis bastones de deambular. Está bien, respondieron. Abrí la puerta de hierro y salí.
Les presento estos mis dos libro de relatos, y de "pohemas". Los relatos recogen momentos netamente original y con alta calidad realística, ante la tradición cotidiana, que ofrece la vida, ritualizando en la celebración del lenguaje, los misterios y experiencias que nos deja el camino de la vida al deambular por el, reafirmándose que también aprendemos en el camino.
El tiempo miró una mariposa multicolor al abrir la verja de su jardín, a su ves voltió a ver el buzón, ahí vio un montón de cartas, que le dejaban, asimismo, unos sobres grandes para su después, qué sería, nunca se supo. El Señor Tiempo tenía la soberana costumbre dejarlo todo volado como desapercibido, y siempre auto conversaba, pero en esta ocasión fue así.
El sustrato que busca formas de inserción eficaces dentro de la sociedad renovada a base de modernidad y post modernidad, como esperanza de su propia riqueza de futuro, entonces la raíz vuelve al tronco, y es cosa que está en la base u origen de algo, de la matriz de los frutos maduros y los que vendrán.
Un día del tiempo, con el ulular del viento, el ambiente sufrió cambios. Primero, no sabía quién era, después dónde estaba , por último no sabía si era ser humano o de nuevo animal. Como todo tiempo cotidiano, todo volvía a cambiar, y no comprendía por qué. Tal vez, añoraba que todo regresará al estado antiguo. Era el destino. Pero. Lo cierto, era cambiante de nuevo.
Era un hombre amoroso y sensible su alma destellaba la blancura y aun cuando hizo todo lo posible para llevarme a la presencia del cura no logró persuadir mi alma obscura ni salvar mi mente de la inminente locura.
Un consuelo es una esperanza, como la de Sísifo, como también de Penélope, entre otras (os) que, incesantemente lucharon y lucharon hasta lograr sus objetivos. De tal suerte, la esperanza, es lo último que se debe perder, porque sino, nuestra mente podría colapsar, desembocar en una obsesión.
Hubo una historia de la vida real. Era una familia acomodada, adinerada, pro no millonaria. Ese día del tiempo ido, sucedió que, Julia invitó a su amiga Narcisa a estudiar a su casa, y regresar al día siguiente, ésta llegó, fue acomodada en un aposento. Las muchachas estuvieron estudiando, y al caer el crepúsculo la mamá de Julia les dijo: vengan a cenar, ya está servida la mesa.
Todo es lo mismo. Éramos un grupo de cuatro o cinco reunidos después de clases. Todos los días volteábamos a ver cuándo pasábamos hacia la cuneta de enfrente, en donde los zapatos negros seguían embelleciendo la ventana de vidrio de la tienda de la muchacha de ojos color almibarados.
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