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Francisco Rodríguez
Ver, juzgar y actuar
Francisco Rodríguez Barragán nació en Granada el año 1938, está casado y tiene cinco hijos. Es Licenciado en Geografía e Historia y Derecho. Ha pertenecido al Cuerpo Técnico de la Seguridad Social hasta su jubilación. Ha obtenido la Medalla al Mérito Civil y formó parte de la primera Corporación Municipal democrática de Granada. Actualmente es miembro del Movimiento Familiar Cristiano y colabora como voluntario en Proyecto Hombre Granada. Publica la columna de opinión 'Ver, juzgar y actuar' todos los miércoles en SIGLO XXI.
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De lo que pasa por el mundo solo conocemos lo que nos quieran contar los medios de difusión y propaganda del régimen, las cadenas de TVE y las de titularidad privada, pero con subvención pública, han ido enlazando durante meses sucesos puntuales como el volcán de La Palma o el recuerdo permanente de la pandemia del COVID, con sus cifras de contagiados, hospitalizados y fallecidos.
Las arenas del Sahara llegaron a Granada y todo adquirió un color marrón incluida la nieve de Sierra Nevada. Las calles y las terrazas de las casas quedan desagradablemente sucias y solo queda limpiar temiendo que al siguiente día o al otro vuelva a llovernos este polvo rojizo. Los meteorólogos de turno nos dan mil explicaciones sobre el fenómeno que, por mi parte, no llego a comprender y solo espero sus avisos respecto al tiempo que hará mañana.
España ha logrado subsistir a pesar de tantos malos gobernantes como ha sufrido y aunque trato de no ser pesimista, pienso que no deja de tener razón el dicho de que toda situación es susceptible de empeorar. Los celtas y los iberos nos quedan demasiado lejanos, lo mismo que Aníbal y los cartagineses y a pesar de la derrota numantina llegamos a ser ciudadanos romanos y a hablar el latín, el idioma del imperio dando sabios como Séneca o un emperador como Trajano.
En esta barahúnda constante en la que todos combaten a todos, en la que todos dicen verdades y mentiras respecto a la política tanto nacional como internacional, ¿cómo podré orientarme? Hastiado de tanto telediario teledirigido desde el gobierno o al servicio de unos pocos adinerados, opté por refugiarme en la lectura de los diálogos de Platón y poner atención a la Apología de Sócrates, incansable buscador de la verdad y condenado por ello a beber la cicuta.
Recuerdo, cuando la Segunda Guerra Mundial, que iba con mi padre a oír el parte de guerra a la barbería del barrio. Todas las guerras posteriores las hemos tenido en casa con la radio o la televisión. La guerra actual, la de Ucrania, podemos seguirla continuamente oyendo a los que huyen o a los que luchan del lado ucraniano y a los reporteros de las cadenas de televisión, casi minuto a minuto. Todos van armados del inseparable teléfono móvil.
Ahora lo que está en primer plano es la guerra de Ucrania sobre la que se dan tantas noticias a través de los medios que solo entendemos y vemos que los rusos bombardean sus ciudades, derriban sus edificios y mueren sus ciudadanos, mientras otros huyen de allí en largas colas.
Sin duda la edad lo va volviendo a uno desconfiado y quisquilloso. Creo que no tengo enemigos declarados sino gente me cae mal a derecha e izquierda. Sin duda que yo también caeré mal a mucha gente ya que mis opiniones sobre el matrimonio, la familia, la confusión de sexos y hasta el uso del lenguaje, no es lo que mayoritariamente se lleva en este mundo progresista que me ha tocado vivir.
Voy a resistir la tentación de escribir sobre las elecciones que se celebraron ayer en Castilla y León, pues el tema daría mucho de sí, empezando por lo raro que resulta que solo haya un partido extremo, el de la derecha, los de la otra mano ignoro la razón de que no sean considerados extremos. Seguramente serán las habilidades de este gobierno y de sus bien engrasados medios de comunicación.
El mejor regalo que he recibido es, sin duda, el de la vida. Por eso pienso que los que la truncan con el aborto son gentes sumamente repugnantes. Que los mismos que utilizaron sus cuerpos en una exaltación de su propio placer e iniciaron una nueva vida decidan eliminarla es incomprensible, pero han sido adoctrinados para ello por esta sociedad desnortada que se las da de progresista.
Se me ocurre la siguiente escena: una mujer embarazada acude a su médico y le explica que ha decidido abortar porque se siente nerviosa e irritable y está sufriendo un daño psicológico. El médico la reconoce y comprueba que el embarazo marcha muy bien y le pregunta por la verdadera causa de su nerviosismo. La mujer le dice que tiene otro niño de tres años que le está dando muchos problemas por su carácter insoportable, su hiperactividad y sus rabietas.
Cuando yo era joven se decía que los periódicos solo publicaban lo que les decía la Secretaría General del Movimiento ya que estábamos en un estado totalitario. Hoy, después de andar presumiendo de democracia y libertades públicas, todos los canales de televisión publican las mismas cosas a todas horas, incluso con el mismo formato.
Como colaborador de Proyecto Hombres desde hace más de veinte años recibo la revista de la Asociación correspondiente al mes de diciembre pasado en el que se insertan varios artículos relativos a la adición al juego y los problemas tanto personales como familiares que causa la ludopatía. Aunque hay un Plan Nacional sobre Drogas no veo que las diversas cadenas de televisión le dediquen ninguna atención a este problema.
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