Hoy se celebra el Día de Andalucía, cuando me pongo a escribir mi modesto articulillo semanal. Confesaré que desde que comenzó a establecerse el estado de las autonomías no me gustó nada. Sospechaba lo que después ocurre: que este invento autonómico ha servido sobre todo para duplicar la administración y sus presupuestos, que todos tenemos que pagar.
Las ventajas de las autonomías han recaído más que en los ciudadanos, en los políticos que han encontrado un campo donde sentirse importantes y cobrando por ello, independientemente de lo que digan los jueces (si es que llegan a terminar las muchas causas abiertas a los prebostes autonómicos que han ocupado el poder).
Creo que también han estimulado los apetitos separatistas de algunas de ellas, aunque no es el caso de Andalucía. Aquí se desempolvó a Blas Infante, un notario, que hizo algunas elucubraciones discutibles. Inventó la bandera blanca y verde y su himno que dice que es la bandera almohade que vuelve tras siglos a traer paz y esperanza a nuestra tierra.
Lo que yo sé de los almohades es que fue una tribu que, en el siglo XII, conquistó Andalucía, que estaba en manos de los almorávides, otros musulmanes que llegaron antes, y fueron derrotados en la batalla de las Navas de Tolosa por los cristianos en el 1212. Nunca he comprendido que pintan estos moros en el himno andaluz. Tampoco siento a Blas Infante como padre de mi patria andaluza, ¿por qué?
Ahora lo que está en primer plano es la guerra de Ucrania sobre la que se dan tantas noticias a través de los medios que solo entendemos y vemos que los rusos bombardean sus ciudades, derriban sus edificios y mueren sus ciudadanos, mientras otros huyen de allí en largas colas.
Creo que el fondo de todo esto lo que está en juego son los interese económicos de las grandes potencias,mientras que ese armatoste de la ONU, que se creó para resolver problemas de enfrentamientos entre las naciones, demuestra una vez más su inutilidad.
También me pregunto si la Unión Europea sirve para algo, aparte de difundir metas globalistas como la ideología de género, el calentamiento global, etc.
La OTAN, que me parece se creó como alianza militar en el año 1949, para la defensa de USA, Canadá y parte de Europa, frente a Rusia, no sé a quien defiende en este momento, ni quien decide sus intervenciones, ¿Será bueno que intervenga o será peor?
Para mayor confusión he oído que “los buenos” son los rusos de Putin y “los malos” parte de los ucranianos que están también divididos entre ellos. Otros dicen lo contrario.
Quizás lo más sensato sea rezar, como pide el Papa, y que sea Dios quien lo arregle. Nosotros no estamos a salvo de este lío que ya nos está haciendo más cara la vida. Alguien me ha mandado un WhatsApp en el que dice que nos puede pasar lo mismo en Ceuta, Melilla y las Canarias. ¡Lo que nos faltaba!
El próximo miércoles empieza la Cuaresma, tiempo de oración y penitencia que no podemos desaprovechar.
Llevamos dos años de pandemia y ¡ahora esto! Solo falta que entre la Rusia de Putin y la China de Xi Jinping se pongan de acuerdo para amargarnos la vida.
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