Voy a resistir la tentación de escribir sobre las elecciones que se celebraron ayer en Castilla y León, pues el tema daría mucho de sí, empezando por lo raro que resulta que solo haya un partido extremo, el de la derecha, los de la otra mano ignoro la razón de que no sean considerados extremos. Seguramente serán las habilidades de este gobierno y de sus bien engrasados medios de comunicación.
Hoy se celebra San Valentín, patrón de los enamorados, sin que sepa por qué, claro que tampoco sé si existió, ni lo sabe tampoco el socorrido Google. Pero si se trata de celebrar el amor entre un hombre y una mujer estoy de acuerdo en ponerlo bajo la protección de la Virgen y San José para que dure en este tiempo en el que casi todo es de usar y tirar.
Sin hacer ninguna referencia a la jornada electoral del 13F quiero apuntar que el sistema democrático será aquel en que el poder esté en manos del pueblo, es decir de todos, pero como todos no pueden estar en el poder se han inventado los sistemas electorales y los partidos políticos, que dicen representar a quienes les voten. Cuando se produjo la novedad de que un país, tan extenso como Estados Unidos, se fue proclamando democrático, Estado a Estado, Alexis de Tocqueville, un francés ilustrado, fue allí a comprobarlo y nos dejó un exhaustivo análisis en su obra “La democracia en América” de muy recomendable lectura.
El sistema electoral a través del cual un partido o coalición de partidos se hace con el poder, excluyendo a los demás, es lo que tenemos en España y en cada uno de los trozos en que se ha desmembrado el país: las autonomías. Cada elector ha de buscar el partido que defienda sus propios valores con la mayor fidelidad posible, pero los partidos también tienen acceso a la Unión Europea en la que rigen valores que pueden coincidir o no con los que tienen sus votantes, lo que puede producir tensiones de difícil arreglo. Si la UE decide la promoción del aborto o la instauración del matrimonio entre personas del mismo sexo, lo más probable es que se olvide de que sus votantes piensan de otra manera y se adhiera a lo que se vende en Europa.
Tocqueville también examinó el papel de los periódicos en la configuración de las opiniones de la gente. Seguramente se quedaría asombrado de la evolución que se ha producido en todo el mundo con los potentes medios de difusión y adoctrinamiento actuales en manos casi siempre de los gobiernos y los poderosos. Lo que los gobiernos han conseguido con las mascarillas y vacunas en esta pandemia, seguro que están dispuestos a repetirlo con ideas como la agenda 2030, el calentamiento global o el gran reinicio.
¿Podremos seguir hablando de democracia como el gobierno del pueblo a través de sus representantes libremente votados? Tengo serias dudas.
Respecto a nuestros representantes, los que piden nuestros votos, ¿tratan de servirnos o buscan su propio interés? Cada cual puede responder lo que estime sea la verdad. Hasta la próxima semana.
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