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Miguel Jesús Castillo Garrido
Miguel Jesús Castillo Garrido nació en Albacete en 1984. Criado en un pequeño pueblo, se graduó en la Universidad de Castilla La Mancha , como Antropólogo Aplicado, como maestro por convicción, más que por profesión. En 2010 curso el master de Género e Igualdad, con la especialidad en Coeducación, y en el año 2002 entra como colaborador de la revista digital "Grita", en la que permanece durante varios años. Se ha desarrollado profesionalmente desde el 2008 por vocación como Orientador Laboral en varias entidades sociales, como Fundación Secretariado Gitano o la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Cree en la ideología de la acción de la lectura, la pluma y la palabra. |
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Es cuanto menos necesario mostrar y exponer públicamente preocupación y acción, por la crisis estructural y funcional que los habitantes de la España rural estamos viviendo. El proceso de despoblación está dejando sin población activa a pueblos y comarcas, con una tendencia demográfica negativa, que es necesaria analizar por los distintos gobiernos, autonómicos, locales, estatales y globales.
El movimiento de los seres humanos es un fenómeno mundial y está presente en todas las épocas de la historia y en todos los rincones de nuestro planeta. Ante los flujos migratorios, en la actualidad podríamos hablar del impacto sobre la etnicidad que estos producen, el malestar tanto administrativo, como el de las poblaciones receptoras hacía un sociedad multicultural.
No considero irrelevante reflexionar acerca de la dicotomía en la función que oficialmente se dan a los CIEs en nuestras fronteras estatales, y la realidad en la práctica del día a día, que conocemos a partir del análisis de diferentes perfiles de las personas detenidas, así como la variedad de situaciones personales sancionadas a través de las órdenes de expulsión e internamiento.
Uno de los hechos más relevantes del siglo pasado, culturalmente hablando, pudo ser el asentamiento de las bases, de La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, denominada “UNESCO”, y particularmente ya en este siglo , en su 32ª reunión, celebrada en París en 2003, donde se consideró la importancia que reviste el patrimonio cultural inmaterial.
El desarrollo de la economía convencional tal como hoy la conocemos, ha sido en parte debido a la promoción del modelo social de los siglos XIX y XX, sustentado en la tabla del crecimiento únicamente material y tecnológico que sostienen las sociedades occidentales.
Con la caída del bloque de naipes de los últimos estados de la URRS, observamos como el imperante capitalista ha desarrollado su dimensión más universalista, integradora y globalizadora. Empezamos a mover nuestra existencia alrededor de la hegemonía del capital total, nuestra cultura general se mueve alrededor del negocio, la cultura literaria, musical, los nacimientos, la muerte, etc.
George Simmel, critico alemán, puntualiza, que las personas no son extranjeras en sí mismas sino para la otra que así los conceptualiza. En este proceso se refuerzan en muchos casos la identidad nacional, se trata de un proceso de confrontación o lucha personal en el que se refuerzan lazos de pertenencia del lugar de origen o se rechazan, y se construye una nueva identidad.
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