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Nieves Fernández
Cesta de Dulcinea
Nieves Fernández Rodríguez, natural de Almagro (Ciudad Real), es escritora, poeta, maestra y animadora para la lectura. Ha publicado más de 50 libros y ha colaborado para Onda Cero, Radio Nacional, Cadena 100, Localia Televisión y La Tribuna de Cuidad Real, entre otros medios. Ha realizado más de trescientos talleres de lectura y encuentros de autor, y entre sus numerosos premios destacan el Certamen de Relatos 'Tablero Deportivo' de RNE y el Certamen Internacional Literatura Infantil Julio C. Coba de Quito (Ecuador). Además, ha sido jurado de premios y ha impartido conferencias, recitales poéticos, ponencias en cursos de formación, mesas redondas y pregones literarios. Sus columnas, con un marcado contenido social y cultural, pueden leerse todos los sábados. |
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Estamos en otoño, época de comenzar el año académico y cultural, si es que se abandonó con actividades al aire libre y diferente encanto. No sólo los centros educativos inauguran sus primeros días de inicio celebrativo. Centros de Educación Infantil, Primaria, Secundaria, Universidades Populares y otras Universidades toman las riendas de la programación y programan un año completo de contenidos para formarnos y recrearnos.
Un periodista habla de actualidad, de sus características, del sujeto activo que tiene la noticia. No opina. No es protagonista de las noticias de otros. La discreción forma parte de su persona y buen hacer. A nuestro periodista de hoy le cuesta saltar de los créditos de primeras páginas, de la letra pequeña donde se ve qué lugar ocupa en una publicación periodística.
Desde tiempos remotos, las personas de mucha edad han sido líderes durante años en distintas disciplinas, tanto en el ámbito familiar, religioso, como social y político. Históricamente, los mayores utilizaban toda su sabiduría y experiencia para indicar a los miembros de la tribu menos experimentados el camino a seguir y, en nuestros días, siguen quedando resquicios de ejemplos donde las personas de mayor edad continúan marcando esos caminos.
La serie televisiva sobre el famoso “coche fantástico” ha dejado de ser una serie y se ha convertido con los años en una realidad. Con un título como “Knight Rider”, castellanizado como “El coche fantástico”, la serie ocupó las tardes televisivas de los años ochenta, cuando nuestros ojos de jóvenes y adolescentes se dejaban convencer por los numeritos que sólo un coche excepcional como Kitt, acrónimo de las Industrias Knight Dos mil, podía depararnos.
Apenas llego a la exposición de pintura, o no pintura, y no está montada. La verdad no es que haya llegado tarde, es que ni siquiera se ha inaugurado. ¿Saben la magia que da entrar en una sala de arte o en una galería y ver aquello que está desordenado, en su puro desorden, aquello que va a ser expuesto en unas horas o tal vez en unos cuantos días?
Hace unos días que fuimos convocados por la poeta y escritora Charo Bernal. Ella indaga y ofrece actos literarios nada convencionales, los impregna de una naturalidad y elegancia óptima a la vez que le gusta indagar también en algunos autores, tanto nuevos como consolidados. En su penúltimo acto poético dedicado a los poetas manchegos se rodeó de un rapsoda de excepción, Javier Naharro, poseedor de una voz excepcional.
Un poeta llega a una nueva tertulia literaria del siglo XXI, no hay focos, no hay grandes escenarios, hay, eso sí, ganas de estar con él, de que cuente a golpes de silencio y emoción lo que más duela, lo que más oprima al pecho y también, como contraste, lo que más le asombre y le dé vida.
Siempre vistió de rojo, con su preciosa caperuza al viento, tanto la llevó puesta que la llamaban Caperucita. Tuvo a bien vestirse de manchega, llevar en su cesta tortas de Alcázar y mistela, y darse una vuelta por las Lagunas de Ruidera, por Campo de Criptana, por Valdepeñas, por Almagro y por otros lugares de La Mancha, hasta se topó con Don Quijote y Sancho por aquello de la intertextualidad e identidad.
No, no es fácil la guasa que surge entre los miembros de un grupo, de cualquier grupo, ya sea familiar, de trabajo, de ocio, cultural, deportivo, incluso educativo. La guasa, la diversión, la risa podrían ser muy divertidas en cualquier soporte, un libro, una película, escuchar una conversación cercana, pero enseguida aparece lo políticamente incorrecto.
Los medios de comunicación informan, forman y entretienen; eso ya se sabe, pero a veces trascienden estas funciones y llegan a informar desde puntos de vista menos aceptables, por ejemplo dejan que formemos una opinión específica con sus palabras.
Soy hija de agricultor, decía la profesora con cara de circunstancias. ¡Y yo!, decía una segunda. ¡Y yo!, decía una tercera. ¡Yo he sembrado patatas!, volvía a la carga la primera. ¡Y yo he ido a la vendimia y también a sembrar!, se armaba de valor levantando la voz la segunda. ¡Y yo he ido a la aceituna!, constataba con sus recuerdos y nostálgica pena la tercera. Y coincidían en que los agricultores y agricultoras llevaban razón para manifestarse, había que apoyarlos.
Érase una vez un comediante que andaba loco por encontrarse con el drama y la comedia a pierna suelta, con toda su expresión, y a ello dedicó gran parte de su vida. Incluso cuando le ofrecieron irse a un gran curso intensivo de teatro subvencionado por la administración, no dudó en apuntarse y demostrar que aprendía rápido y sabía mostrar su genial valía.
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