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Soy de la opinión de que los andaluces hemos heredado mucho del sentido filosófico de nuestro antepasado Lucio Anneo Séneca. Acostumbrarnos a emitir sentencias determinantes sin apenas darles importancia. En un espacio televisivo reciente tuve la oportunidad de escuchar a una cantante, muy valorada por mí, una de ellas.
Estaba yo flotando de justa siesta entretenida con un personaje anónimo femenino, irrealidad pero deseo que había ido creando un crisol de idilios y metáforas poéticas, cuando la realidad pincha la nube y la nube la puerta de los sueños, zarandeando en mis cotidianas tareas comunes de la casa, al abrir los ojos, sorprendido me los refriego al comprobar que esa misma persona que me despierta es idéntica a aquella que había tenido en mis desvelos.
Debo levantar cabeza y mirar hacia adelante, ser un nuevo usuario de la carretera, romper las barreras de piedra, como un tsunami, olvidar el valor de la tierra, mirar de frente, jamás dejar de creer en mí, con lo que soy, entusiasmarme, olvidar las angustias, las noches de insomnio, la desesperación y la caída de aquel caballo, de mi caballo.
Me ha llamado por teléfono Eugenio, dice que me quiere y que me iré con él, pero tiene madre ¿qué vamos hacer?, señora para cuidar no la deseo, lo bueno en malo se puede convertir y entonces... no sé que hacer, sigue tu camino en solitario.
Camino de los 91 años, trasiega, hoz en mano, limpiando maleza. Piensa que las cumbres siempre serán valoradas si saben conservar los caminos que bajan hacia el pueblo. De noche, llora en silencio, porque el consuelo fatuo, de día, lleva mucho de cortés y poco de comprensión. De día, camina miles de pasos en busca de los “otros”, los que no conocen las “cumbres”.
Metidos de lleno en el tráfago diario, apenas percibimos los matices de cuanto acontece en la proximidad; todavía son mayores las dificultades en lo referente a los fenómenos alejados del entorno habitual. Se requiere una formación adecuada junto a una fina perspicacia para estar al tanto de los mecanismos involucrados en la realidad del momento.
La vida no es más que una senda que nos toca recorrer. Nunca sabes qué te vas a encontrar al pasar un recodo. Te encuentras entre bosques intrincados y llanuras abiertas. Tú sabes bien adonde vas. Pero no sabes si llegarás, o si la vida te marcará otro destino. Lo importante es caminar, sin mirar atrás, olvidándote del pasado, viviendo el presente y dejando el futuro en las manos de Dios.
Siendo un poco más concretos. Podemos apuntar algunos datos sobre las profesiones con un porvenir más asegurado.
La Informática dicen que tiene un presente y futuro prometedor, que arrasa, pero te aconsejo que si te metes en ese mundo también intentes pillar a los que usan este medio para cometer abusos, estafas y mentir a una gran cantidad de ignorantes que andan navegando sorda y ciegamente y que todavía desconocen el verdadero mundo de Internet.
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