Primero Machado y después Serrat decían “se hace el camino al andar”.
Soy de la opinión de que el camino de Santiago se puede recorrer de la forma que uno elija. No hay que ceñirse a los marcados por la costumbre y señalados en las diversas guías. Lo he recorrido en tres ocasiones. Cada vez con desarrollos diferentes. En la primera yo era un jovenzuelo recién casado que se aventuraba por los caminos europeos a bordo de un R-8. Me inventé un camino que pasaba por Sevilla y Huelva y, posteriormente transcurría por Portugal hasta entrar en Galicia y desembocar en Santiago.
Aquél 25 de Julio de 1971 cumplía un servidor 26 añitos. La noche anterior habíamos dormido en las alfombras del “Burgo de la Naciones”. No había una habitación en ningún lado. Como cada vez que el 25 de julio cae en domingo, se trataba de “Año Santo”. Para colmo estaba por allí Franco. Creo que fue su última visita. El caso es que cruzamos la Puerta Santa, abrazamos al Patrón y huimos de allí, mi esposa y yo, camino de Asturias en busca de un buen alojamiento.
La segunda vez realicé el camino con mi hija Anapi. Llegamos a Tricastelo en coche. Allí tiramos de zapatilla y macuto e hicimos el resto a pie. Una experiencia sensacional del que guardo un gran recuerdo.
La tercera creo que fue la más sufrida. De Málaga a Santiago en autobús de un tirón. Se celebraba una Ultreya Nacional con motivo del 60 aniversario de la peregrinación de la que nacieron los Cursillos de Cristiandad. Digo que fue sufrida en el trayecto, que no en el ataque al marisco y el buen hotel de que disfrutamos.
Todos esos recuerdos me han venido a la memoria esta mañana mientras contemplaba el mar muy a primera hora. Hoy cumplo un año más del camino de mi vida. Un camino lleno de incertidumbres y certezas, de éxitos y fracasos, de baches y de alfombras, de alegrías y de tristezas.
La vida no es más que un camino que nos toca recorrer. Nunca sabes qué te vas a encontrar al pasar un recodo. Te encuentras entre bosques intrincados y llanuras abiertas. Tú sabes bien adonde vas. Pero no sabes si llegarás, o si la vida te marcará otro destino. Lo importante es caminar. Sin mirar atrás. Olvidándote del pasado, viviendo el presente y dejando el futuro en las manos de Dios.
La buena noticia de hoy (para mí y para los que me rodean) es que me he puesto trascendente. Un tanto poético… Y que puedo contarlo. Muchas gracias a los que tienen la deferencia de leerme. Para mí es vital comunicarme. Aunque hable poco. Este es mi camino.
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