Debo levantar cabeza y mirar hacia adelante, ser un nuevo usuario de la carretera, romper las barreras de piedra, como un tsunami, olvidar el valor de la tierra, mirar de frente, jamás dejar de creer en mí, con lo que soy, entusiasmarme, olvidar las angustias, las noches de insomnio, la desesperación y la caída de aquel caballo, de mi caballo.
Las almas deben volver a mi cuerpo y debo volver a caminar, olvidar las injusticias y marchar, 1, 2, 3, marchar. Mirar de frente, mirar. Con esperanza, pensar. Quizás pueda, es lo que es. Pedir ayuda, tengo la cabeza pesada y soy una cabezona, pero debo. Puedo. Debo encender la bombilla y coger mi mochila, hay mucho mundo. Por donde quiera que mire hay mucho que pedalear.
Y aunque Dios haya olvidado fabricarme la cabeza, que es de lo que más carezco y cometo mil torpezas, debo sin embargo mirar por mí y continuar andando, por la ruta que menos me perjudique y con la que menos me perjudiquen los que marcan mi camino con todo lujo de detalles. Va a ser duro.
|