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Las situaciones no debemos, ni tampoco podemos como seres pensantes con capacidad de discernimiento, empeorarlas. Hemos de entrar en razón, comenzando por el cultivo de un corazón abierto para poder incorporarse al don de la clemencia, que es lo que verdaderamente nos hace humanos; pues, tan vital como crecer hacia sí, es volcarse en la misión de consolar a los que caminan a nuestro lado.
No hemos aprendido aún a convivir, a pesar de tantas historias de guerras y contiendas sufridas como linaje, nos falla la mano tendida para entendernos y un espíritu acogedor que integre y no divida. Estamos más solos que nunca, a pesar de la cercanía de un mundo global, que se ha empedrado de odio y venganza.
Me niego a hundirme en nuestras siempre inoportunas discordias. Tenemos que huir de ellas y activar el deseo de cambio en nuestros interiores, para buscar vías de concordia que nos hagan reencontrarnos y salir del aislamiento. Carece de sentido replegarse sobre uno mismo, avivar rechazos y acumular hostilidades, porque todo es más fácil en comunidad. Nada es más placentero que soñar unidos.
El mundo de hoy requiere de testigos que nos iluminen, que nos den vida poniéndonos en camino, ante la multitud de ocasos que se nos vienen encima. Ciertamente, no podemos adormecernos, hay que estar vigilantes para hallar el calor de los sueños y poder alumbrarnos unos a otros, con el fuego de la esperanza. Es muy importante preocuparse colectivamente y caminar unidos para responder, con autenticidad creativa, a las penurias de la ocasión.
Un gran huracán de locura nos arrasa. La enemistad y el descontento que se percibe por todo el orbe es una prueba de que la ciudadanía requiere ser considerada y oída. Son tan fuertes las tensiones entre semejantes que los tormentos surgen en cualquier sitio. Con demasiada frecuencia, olvidamos que el arte de hacer amigos es lo que nos engrandece como seres en acción, con mente y corazón.
"El constructor de puentes intergeneracionales
es una especie de guía, mediador, facilitador,
traductor y educador en procesos individuales y sociales."
Siempre se ha dicho que el mundo nace en nosotros, y que dentro de sí, es donde toma vida. Por eso, es importante cuidarnos y, también, hacerlo con el entorno que nos rodea; puesto que, todos formamos parte de ese hábitat común, con enormes desafíos por delante. En cualquier caso, las perspectivas mundiales continúan siendo muy inciertas, puesto que aún queda mucho por forjar para superar la pandemia y evitar un aumento persistente de la desigualdad.
Desde luego, no hay nada más injusto que barnizar realidades, para privilegiar a ese mundo que nada en la abundancia, sin preocuparse por los más débiles. Al fin y al cabo, el poderoso don dinero todo lo contamina y desvirtúa. No es fácil, actuando en la falsedad, estar en paz consigo mismo.
Sea como fuere, nos espera un incesante trabajo de colaboración conjunta; en un momento de gran emergencia humana y atmosférica. Lo racional es que modifiquemos actitudes y comportamientos, fomentemos ese inherente vigor armónico que toda existencia lleva consigo, y que no se basa en la riqueza, sino en el sentirse cooperante de esa simpatía coherente entre el soñar y el hacer.
Consecuentemente, en esa reconstrucción del nuevo mundo, es menester promover en justicia los objetivos sociales, con otra visión más estética; de igual manera, el cuidado de nuestro hábitat natural a través de otros modos de producción y de consumo también más éticos; lo que nos requiere una toma de conciencia mucho más responsable con el entornos en los que nos movemos.
Yo respeto a los ateos, a los agnósticos y a los seguidores de todas las religiones. Parece ser que no todo el mundo piensa igual que yo. En Paris ha sido decapitado un profesor de historia por un integrista musulmán que se tomó la injusticia por su mano. El profesor había estado comentando en una de sus clases las caricaturas de Mahoma publicadas de nuevo en el semanario satírico Charlie Hebbo.
Además, por si fuera poco el desastre real, la incapacidad de los gobiernos del mundo de trabajar unidos es manifiesta y la inseguridad del ser humano es tan real como la vida misma.Los mortales, quizás tengamos que replantearnos el modo y la manera de vivir, más responsable y más abiertos a ese mundo, al que todos estamos llamados a reconstruir.
Resulta cuando menos chocante, en una época con enorme proliferación de comunicaciones, la incongruencia de la percepción inadecuada de los mensajes. Hablamos de palabras, pero también de imágenes o exposición de diversas actuaciones; incluyendo en la deliberación el inmenso valor del SILENCIO.
La organización de Las Patronas, que entregan desde hace dos décadas comida a migrantes que viajan a Estados Unidos sobre el tren de mercancías conocido como 'La Bestia', han sido presentadas oficialmente como candidatas al Premio Princesa de Asturias para la Concordia 2015, que se entrega en España.
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