| ||||||||||||||||||||||
Cuarenta días de Cuaresma, para los creyentes; cuarenta días para observar el camino de Jesús, Hijo de Dios, estandarte de la verdad y maestro de la fe que abrirá el nuevo camino de esperanza, que ayudará a justificar esta vida difícil de comprender por culpa de muchos.
Estamos en plena cuaresma del año 2024, tiempo de reflexión personal y también debería ser comunitaria. Sería muy bueno y útil pensar qué hemos hecho bien o mal, qué hemos dejado de hacer por omisión, pereza o ignorancia. ¿No sería bueno reflexionar sobre la sociedad que hemos construido?
Los cristianos celebramos en el día de ayer el Miércoles de Ceniza. Ese día en el que comienza el tiempo de Cuaresma. No pude leer en ningún periódico alguna nota, aunque fuera mínima, de esa circunstancia. Posiblemente sea más políticamente correcto y digno de atención el hacer hincapié en el inicio del Ramadán que se celebrará a lo largo del próximo mes. Son dos etapas similares de ayuno, oración y limosna.
En la oración del Padrenuestro que nos enseñó Jesús y que todos conocemos y más de una vez rezamos, pedimos que Dios no nos deje caer en la tentación y que nos libre del mal, no de cualquier mal como pueda ser una enfermedad o un accidente, sino del mal que nos propone un ser maligno que quiere perdernos, que busca nuestra condenación al igual que Satanás y los suyos fueron condenados por rebelarse contra Dios.
He estado recordando el tiempo de Cuaresma cuando yo era joven e inevitablemente surge la comparación con lo que ocurre ahora. Ya sé que tenemos la tendencia a idealizar el pasado, nuestros tiempos, aunque mientras sigamos vivos estos tiempos tan diferentes también son nuestros.
|