Es evidente que el acudir al recurso fácil de aquellos que no tienen argumentos con los que rebatir a su adversario de intentar desviar la atención del verdadero tema que se debate, en dudar de las aptitudes del adversario con el que se debate o el utilizar el insulto directo, en lugar de la ironía, o esta pretendida superioridad que se atribuye un señor por el simple hecho de ser un poeta, ya no vale, está, cómo diríamos, “demodé” y, por supuesto, podrá servir para aquellos lectores incapaces de seguir un razonamiento, cerrados en un adoctrinamiento sectario o tan obtusos de mente que lo único que llegan a asimilar es el insulto fácil, la broma hortera o, como ha recurrido usted, a intentar jugar con las letras de mi apellido para, a falta de mejores armas con las que rebatirme, pretender irritarme, en un intento baldío, con tan infantil recurso.Mire usted, don Ángel, a pesar de que alguna de sus defensoras argumenta, falsamente, que yo me he metido con su poesía, es evidente que no lo he hecho ni, por supuesto, pienso hacerlo porque ni me corresponde ni, evidentemente, me interesan un pito sus facultades como poeta.