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Resulta común oír que comprender la realidad es un esfuerzo inútil: la existencia, pese a los avances de la ciencia y de la tecnología, continúa siendo un misterio. Razón no le falta (al poeta y al artista pues subliman). Sin embargo, en la vida cotidiana entender razones y descentralizar discursos, incluyo los de los políticos, no vendría mal a nadie.
Chagall en sus cuadros previó (sin tener intención de ello, intuimos) el primer cuarto del siglo XXI: una época que luce pintada con trazos imprecisos y en la que la cotidianidad aparece suavemente desdibujada; como envuelta en una atmósfera deletéreamente ensoñadora.
Quizá haya sido siempre así, aunque ahora se note mayormente; de cualquier manera, si nos ponemos a observar cómo nos relacionamos, el desapego, la crispación e incluso el enfrentamiento, cobran un rango predominante e inquietante.
Cuando la mitad de la sociedad se hunde en la pobreza y la indigencia, sospecha de todo aquello que no sea resultado de las “ciencias duras” y considera que la cultura es una suerte de adorno suntuario (por atrevido y molesto), señoras y señoritas, algunas afeadas por el bisturí y otras benditas en su rostro y cuerpo por naturaleza, imitan, repiten tonteras y hasta se dan aires de experimentada sapiencia.
Realmente, se puede afirmar que la ejemplaridad en la vida es lo que dota a las aspiraciones humanas de un gran valor, no medible en dinero. El concepto de normal, que parece muy claro a priori, no lo es tanto, si se piensa más profundamente, ya que lo habitual, ordinario o corriente no es siempre lo mejor, ni mucho menos.
En la web de articulos de lujo pagerie.com se presenta la bolsa para recoger la caca del perro que vale 146,95 euros como “un complemento imprescindible para su paseo”. Es barata, si se tiene en cuenta que la de Valentino Garavani cuesta 370 euros. Otras firmas ofrecen productos mucho más caros para las mascotas. Para las mascotas de los ricos, se entiende.
Ahora resulta que hay quien le importa más un vestido, vamos un trapo, que los problemas que tenemos en el mundo: guerra, recesión, combustibles, falta de alimentos … Cuando lo he leído se me han abierto las carnes y me ha dado la risotada propia de la situación, que ha salido en la cadena de la teta y el culo -perdón, pero se conoce con esta denominación- en uno de sus programas como quiera la cosa fundamental para la vida del común de los ciudadanos.
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