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El cisne no canta nunca, grazna. En la historia hay una leyenda, que recoge Virgilio y da cuenta de algo inaudito: El cisne, como predicción de su propia muerte, canta. En Grecia el hecho mereció la atención de Esopo (fábula el Cisne y el Ganso), Esquilo (en Agamenon), Sócrates, Platón y Aristóteles.
Las derechas y los políticos inmorales usan, abusan y hacen mucho ruido mediático para sembrar el caos y denigrar al adversario hasta convertirlo en caricatura cosificada y esperpéntica o animal burlesco. El discurso de la confusión impide la reflexión pausada y el diálogo mediante argumentos.
Claro que éste ha sido un “Orgullo” politizado, como lo son cada una de las decisiones. La ideología política impregna nuestras vidas y empapa nuestras entrañas: desde la decisión de madrugar para agolparse en un vagón atestado de más transeúntes o madrugar para anegar las carreteras con coches y respirar aire negro y nocivo. Tampoco el “Orgullo” se escapa de esta liza ideológica que nos tensiona a diario.
Debemos volver a repetir aquella vieja frase cuando un horizonte oscuro se alzaba sobre Europa, “No pasarán”, precisamente en el contexto de la Guerra Civil Española. Ningún término es tan usado a la ligera como el que se compone de la palabra fascismo.
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