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Su última ocurrencia, que ha levantado ampollas en el mundo de la ganadería, es hablar sobre el consumo de carne de lo que ha dado datos incorrectos y que ha merecido hasta un comentario de Sánchez como para dimitir. Como contraste a sus recomendaciones, circula por las redes, la boda burguesa que celebró, con un menú pantagruélico, tan alejada de la filosofía proletaria y marxista que promulga.
A la pesadilla de las mascarillas, de la tasa de incidencias acumuladas, de las variantes del virus o de los indultos de la cabaña independentista, hay que sumar ahora la vigilancia a la que estaremos sometidos por la policía alimentaria para impedir que los españoles podamos disfrutar de un buen chuletón de vaca gallega o de un cochinillo segoviano.
Sr. Presidente: nos sentimos inseguros, desconfiados, engañados y hasta el límite de nuestra paciencia. Si la “verdad nos hace libres” como dijo Jesús a los judíos, a sensu contrario, la mentira nos esclaviza y hoy la mayoría del pueblo español ansía su libertad. ¡Váyase Sr. Sánchez!
A ver cómo se come esto, aunque vaticino desde ya que nos argumentarán el embrollo con una explicación sobrenatural. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, Illa, Illa, ministro maravilla, se ha lanzado al ruedo rechazando que el comité científico que asesora al Gobierno sobre la pandemia del coronavirus esté desactivado.
Si hace años solía decirse que lo que no aparecía en los libros no merecía crédito, hoy en día puede afirmarse que el horizonte cognitivo de la mayoría de los ciudadanos se encuentra determinado, casi por completo, por el contenido de los medios de comunicación.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha comunicado este jueves por la tarde al Rey que ha nombrado como ministro de Educación, Cultura y Deportes a Íñigo Méndez de Vigo, hasta ahora secretario de Estado para la Unión Europea.
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