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«Lo que nos gustaría es que los museos nacionales no estén sólo en Madrid». Lo ha soltado el ministro de Cultura y Deporte, Miguel Octavio Iceta, y se ha quedado tan pancho y orondo. ¡Qué atrevida es la ignorancia! Y pensar que estamos gobernados por personajes como el «bailarín» o, como le llaman en su partido, el «peoncín» que llegó de Tabarnia.
Muchas veces, el activismo ideológico deja en segundo plano la lógica, el bienestar y la razón. Eso es lo que le ha sucedido a José Luis Escrivá, ministro de Seguridad Social y cosas varias. Sabe que los fondos de recuperación comunitarios dependen de una serie de factores que el Gobierno ha de cumplir, sí o sí. No sé cómo explicará a Bruselas que la patronal se ha retirado de la mesa de las pensiones.
Siempre pensé que los ministros eran los responsables de elaborar legislación y generar confianza en la ciudadanía, pero he podido comprobar que no es así. El ministro, José Luis Escrivá Belmonte, que lo es de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones del Gobierno de España, ha demostrado una torpeza inusual. No por mucho presentar un currículum vistoso se es mejor profesional ni más especialista en lo que dicen los papeles.
Más claro es imposible. Ahora resulta que Pedro Sánchez se siente avergonzado de los indultos y no ve otra solución para «su blanqueo» que «echar el muerto a otro». Ese muerto es el anterior ministro de Justicia, Juan Carlos Campo. Confieso que, si desde distintos frentes le tachan de psicópata, incluso desde dentro de la profesión, ahora ya no tengo dudas de que estamos ante un caradura en toda regla, un traidor y un incompetente circular, pero peligroso.
El día de todos los santos ha coincidido con el santo del "ministro de todos los ministros". El primero de noviembre de 1960 nació Pedro Francke, el primer economista izquierdista en ocupar la cartera más importante después del Premierato. La nueva cabeza del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) del Perú sostiene, al igual que Perú Libre, que su meta es una "economía popular de mercados".
Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares Bueno, visto en un espejo. En el hotel Ritz, tribuna política Nueva Economía Fórum en lunes. En una mesa de prensa, un sitiode espaldas al orador y frente a un espejo. En él se reflejaba, corregida o deformada, la imagen del ministro, de lo que había a su lado y de una parte del salón. La corrección pudo reducirse a imágenes y perfiles. Pero se amplió...
Este martes 12 de octubre, Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deportes, presidirá el acto de inauguración de LIBER 2021, Feria Internacional del Libro. Organizada por IFEMA MADRID y promovida por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), celebra su 39ª edición del 13 al 15 de octubre.
«¡Fuera, fuera! ¡Fuera, ministro! ¡Vete de aquí, sinvergüenza!» eran los «cariñosos» improperios con los que le «agasajaron» al ministro Grande Marlasca en Córdoba, aprovechando un acto enmarcado en la Semana Institucional del Instituto Armado. Los reiterados gritos de «¡Fuera, fuera…!» y «¡Marlasca, dimisión!» se agolpaban en la sobrecogedora pitada, tanto durante el discurso institucional como en el transcurso de la revista a la Benemérita.
Es curioso. Gran parte del futuro, dicen, depende de nosotros, pero los focos casi siempre apuntan hacia otra dirección. Apenas algunos macrobotellones nos dan, por desgracia e irresponsabilidad, cierto protagonismo. Una imprudente disciplina para adornar el currículum. Y para dejar patente la desconexión y desilusión venidera. Permítanme que me incluya.
Cuando un gobierno pierde el sentido de la moderación y se dedica, en lugar de a gobernar para sus ciudadanos, a mantener una batalla constante contra la oposición, entra en prácticas maniqueístas y se rebaja hasta el punto de intentar ahogar a una comunidad, como es la madrileña, solamente por resentimiento y animadversión por haber sido derrotados en toda la línea por el PP de la señora Ayuso.
Su última ocurrencia, que ha levantado ampollas en el mundo de la ganadería, es hablar sobre el consumo de carne de lo que ha dado datos incorrectos y que ha merecido hasta un comentario de Sánchez como para dimitir. Como contraste a sus recomendaciones, circula por las redes, la boda burguesa que celebró, con un menú pantagruélico, tan alejada de la filosofía proletaria y marxista que promulga.
A la pesadilla de las mascarillas, de la tasa de incidencias acumuladas, de las variantes del virus o de los indultos de la cabaña independentista, hay que sumar ahora la vigilancia a la que estaremos sometidos por la policía alimentaria para impedir que los españoles podamos disfrutar de un buen chuletón de vaca gallega o de un cochinillo segoviano.
Sr. Presidente: nos sentimos inseguros, desconfiados, engañados y hasta el límite de nuestra paciencia. Si la “verdad nos hace libres” como dijo Jesús a los judíos, a sensu contrario, la mentira nos esclaviza y hoy la mayoría del pueblo español ansía su libertad. ¡Váyase Sr. Sánchez!
A ver cómo se come esto, aunque vaticino desde ya que nos argumentarán el embrollo con una explicación sobrenatural. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, Illa, Illa, ministro maravilla, se ha lanzado al ruedo rechazando que el comité científico que asesora al Gobierno sobre la pandemia del coronavirus esté desactivado.
Si hace años solía decirse que lo que no aparecía en los libros no merecía crédito, hoy en día puede afirmarse que el horizonte cognitivo de la mayoría de los ciudadanos se encuentra determinado, casi por completo, por el contenido de los medios de comunicación.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha comunicado este jueves por la tarde al Rey que ha nombrado como ministro de Educación, Cultura y Deportes a Íñigo Méndez de Vigo, hasta ahora secretario de Estado para la Unión Europea.
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