Se apellida Garzón, y no es precisamente Baltasar, el exjuez expulsado de la Judicatura. Me refiero a Alberto, el ministro de Consumo. Sesudo personaje que descubrió que circulaban menos coches cuando nos obligaron a permanecer enclaustrados bajo amenaza de sanción. El mismo que no domina las matemáticas y que descubrió que había bajado el nivel de juego, precisamente cuando estábamos encerrados por la pandemia y por las ilegales medidas del Gobierno. Sí, el mismo que declaró la guerra al chuletón, teniendo que salir Pedro «El mentiroso» a explicar que no tenía parangón un buen chuletón en su punto.
No sé qué galardón deberíamos dar a don Alberto, pero, desde luego, no el de lumbreras ni el de buen pensador. Ya no sabe qué hacer el comunismo de salón-comedor. Pretenden imponernos qué comer en cada momento, qué beber, qué juguetes comprar a nuestros hijos o cómo hablar.Su ideología por encima de todo. Ni siquiera nos dejarán libertad para elegir los juguetes de nuestros retoños; pretenden desconectar de lo que erróneamente llaman «sexismo» y que no es otra cosa que estrategia de ideología, sectarismo, dictadura y represión.
Nunca tendrán lo que hay que tener para imponernos con qué juguetes o cajas de cartón han de jugar nuestros retoños. Me trae al fresco si la niña juega con las pistolas y el balón o el niño con las muñecas y el loro domesticado. ¿Qué más loro que el que eso pretende?¿Qué traumas arrastra desde su infancia? ¿Qué degeneración educativa le han infundido sus padres y maestros? ¿Qué aturdidos profesionales de la enseñanza le han dicho que los juguetes tienen sexo? Pues no, señor ministro, no lo tienen, como no lo tiene la violencia. Mire, ministro, la violencia es siempre violencia: me da igual de dónde viene y a quién se aplica. ¡Ya está bien!
Alberto Garzón se supera en el día a día. Su ministerio no sirve para nada y puede quedar en simple Servicio administrativo, sin ni siquiera llegar a Dirección General. Va siendo tiempo de que aporte algo a la sociedad que le paga, y bien pagado. ¡Todas sus insensateces son a cargo o con cargo a nuestros impuestos! Me gustaría saber si este personaje tuvo alguna vez un juguete y, si lo tuvo, dudo que lo haya disfrutado. A la vista de cómo quiere que sean los demás, supongo que cuando su «retoña» le pida un muñeco, impondrá su tozudez comunista y la obligará a jugar con una pistola de mixtos, un balón de goma o con un remedo de la Tizona y la Colada de don Rodrigo Díaz.
Ya es triste pensar que tras su paso por el ministerio de Consumo no será recordado más que por sus risiblesinsensateces, ridículos reiterados y atolondradas reflexionesde pueril nivel. La torpeza del ministro comunistallega a no saber que todos los niños juegan con los juguetes que ellos eligen. No hacen falta campañas ni huelgas con tintes de algarada. Lo que procede es dedicar ese montante de tiempo y dinero a cuestiones más importantes y a solucionar los problemas de la ciudadanía. Hablar del «sexismo» de los juguetes a estas alturas de la película me resulta cavernario. Los juguetes no tienen sexo porque cada niño y niña elige con qué jugar y qué juguetes elegir.
¿Una huelga de niños en el Retiro madrileño? ¿Pero de qué estamos hablando? El ministro ya quiere empezar a aleccionarlos en esos degenerados ejercicios. Sin duda, hay que llevar el analfabetismo encima para envenenar a los niños con conceptos caducos, violentos y denigrantes. ¿Los niños de huelga por el sexo de los juguetes? ¿De qué sexo hablamos y de qué juguetes? Brutalidad, simple brutalidad. ¿Y a este muchacho le pagamos un ministerio para esto? Me dolería saber que se le paga simplemente para tener contento a un parásito. ¿Propondrá huelga de moscas en el Retiro por acumulación de niños durante el estío?
El paso del tiempo nos verificará que el actual Gobierno es una estafa y el ministro de Consumo un producto asnal. Como docente y padre, mis hijos han jugado con los juguetes que les ha dado la real gana y mis nietos jugarán con los juguetes que deseen y no con los que mande el vulgar y atormentado ministerio.
Los niños y las niñas tienen los juguetes que piden, casi siempre. Entre hermanos juegan juntos con coches, cocinitas, muñecas, pelotas, almohadas... Ellos inventan sus historietas y sueños, adaptando sus juguetes y otros medios que les rodean a la necesidad del momento. La niñez es inventiva, creación, ilusión, magia y vivencias. No es preciso que venga ningún ministro comunista a decirnos a los padres cómo tienen que jugar nuestros niños y niñas. ¿El ministro no sabe elegir un chuletón y va a elegir un juguete?
Es triste escuchar a este personaje decir las tonterías que dice. Estoy convencido que los niños y las niñas de hoy saben más que este aprovechado «don Tancredo». ¿Es necesario un ministerio para hacer huelga de muñecos o para decir que no hay que comer carne? ¡Cuánto daño hace vivir de la sopa boba! Lleva dos años como ministro y jamás ha «PROPONIDO» nada sensato.
He llegado a la conclusión de que don Alberto tiene menos luces que el salpicadero de un patinete. Confío en que en las próximas elecciones borren ese ministerio y a los indigentes intelectuales. ¿Qué tipo de mediocre infancia ha vivido un personaje como Alberto Garzón?
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