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Todos los presidentes desde Manuel Fraga a Mariano Rajoy, pasando por Antonio Hernández Mancha y José María Aznar encierran una densa historia de la vida del Partido Popular. Muchos hemos sido los que hemos tenido el privilegio de recorrer la apasionante etapa de la transición política bajo el liderazgo y dirección de todos ellos.
Dice el diccionario de la Real Academia que un bocazas es la persona que habla más de lo que aconseja la discreción. Y que la discreción es la sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar; el don de expresarse con agudeza, ingenio y oportunidad, reserva, prudencia y circunspección. Siendo así, no creo exagerado afirmar que los líderes de la derecha española son unos bocazas.
Ni Pablo Casado ni Santiago Abascal han felicitado a través de sus perfiles en redes sociales a Ray Zapata o Ana Peleteiro por sus medallas en gimnasia artística y triple salto. Solo felicitan según su color de piel o a los que no sean contrario a su ideología como Alberto Ginés.
Va a ser cierto que el país funciona cuando los políticos se toman vacaciones. Ahí tienen la bolsa: ha recuperado más que en las últimas semanas; ha sido marcharse de vacaciones los ‘matrias del patrio’ (antes ‘padres de la patria’) y empezar a subir. Algunos lo achacan también a la presunta moderación del nuevo Gobierno que ha formado el ‘Doctor Cum Fraude’ y otros a que Nadia Calviño ha terminado con aprovechamiento los cursillos destinados a poner orden en el Ejecutivo. Debe ser que, en esto de la política, cada cual tiene su criterio como cada español su selección nacional de fútbol.
Resulta poco creíble que este señor, que tuvo su oportunidad en junio del 2018, pretenda ahora comer a dos carrillos, haciendo de presidente de Galicia y, a la vez, pretenda que en Génova se sigan sus modos y maneras que, evidentemente, resulta que no coinciden con la gran mayoría de simpatizantes del partido.
Cada día estoy más convencido de que el presidente del PP tiene que mover ficha aprovechando el desconcierto inicial de las ocho caras nuevas del Gobierno. Debe hacerlo con contundencia y sentido común porque no estamos para fuegos de artificio. Ha de tener en cuenta que no es suyo el éxito del varapalo del Tribunal Constitucional por el estado de alarma, porque el Partido Popular avaló las tres primeras prórrogas. Y eso se lo pueden echar en cara en cualquier momento.
El Gobierno tiene muchos frentes abiertos. Conoce la teoría, pero desconoce la didáctica y las soluciones. Al no tener un presidente y sí un ‘semipresidente’ pasan estas cosas. Digo “semi” (mitad) porque ha quedado patente que no domina al sector de la extrema izquierda. Ahí tienen los resultados de la última crisis de Gobierno donde a los ministros más desgastados e innecesarios ni siquiera se ha atrevido a cambiarlos.
La torpeza del presidente del Partido Popular no le permite entender que estamos en la antesala de conseguir el referéndum para Cataluña y cuadrarlo con la necesidad de mantener el colchón en Moncloa. Pero tanto el presidente Sánchez como Aragonés anhelan jugar en casa o con el árbitro a favor.
El complot para defenestrar a Pablo Casado se estaría ya gestando en los fogones de la Fundación FAES y contará con la colaboración activa de las élites empresariales y judiciales para intentar que la nueva estrella del firmamento neoliberal español Isabel Díaz Ayuso sea investida Presidenta del Gobierno en las próximas Elecciones Generales.
El tiempo siempre se suele encargar de dar la razón a los que han sabido ver con claridad lo que viene a deparar el futuro que, en muchas ocasiones, suele diferir de lo que aquellos que esperan de él confirmación de sus acciones interesadas, de sus augurios imaginados o de sus intentos de justificar actos, que modifican aposta una situación presente, con la amenaza de hechos o acciones que, en un futuro, pudieran confirmar la necesidad de aquel cambio, aparentemente innecesario o perjudicial para el pueblo.
En la gobernabilidad de España, hoy por hoy, el PP es la única alternativa viable al PSOE de Pedro Sánchez. En consecuencia, hay que suponer que, más pronto que tarde y desde el PP, Casado tendrá que gobernar. Por eso, conviene que se prepare. Con lo que tiene: lo viejo útil y lo que nazca. Cambió el paso del partido con su escabechina entre la gente de Rajoy sin aglutinar a todos.
Los políticos tienen la ineludible obligación de estar siempre en sintonía con aquellos que los votaron. No basta que, durante una campaña electoral, se ofrezcan unas determinadas políticas a los votantes para conseguir sus votos, se les endulcen los oídos mediante promesas u ofrecimientos que se sabe pueden encandilar a determinados ciudadanos, ni que se toque la fibra sensible de los sentimientos del pueblo para ganarse la confianza de los presuntos seguidores que se quiere captar.
Carlos Fuentes, el gran escritor ya fallecido, con la brillantez que caracteriza su escritura, nos confirma como Cervantes y don Quijote son la constante advertencia de que "el lenguaje es cimiento de la cultura, puerta de la experiencia, techo del mundo, azotea de la imaginación, recámara de amor y, sobre todo, ventana abierta al aire de la duda, la incertidumbre y el cuestionamiento”.
Que al PP, con una abstención hubiera tenido bastante creo que es algo que, la mayoría de sus simpatizantes (digo simpatizantes no directivos ni altos cargos autonómicos), hubieran considerado como la mejor postura, dentro de lo difícil que evidentemente resultaba la elección.
He de reconocer mi perplejidad por lo que se ha vivido estos días en el Congreso de los Diputados a cuenta de la fallida moción de censura de Santiago Abascal y que ha originado una tormenta política de inciertas consecuencias para el espacio electoral que hoy ocupan los tres partidos mayoritarios de la oposición.
Meritxell Batet, la Presidenta del Congreso, por encima de todo, ha demostrado su absoluta fidelidad a Pedro Sánchez. Desde este supuesto, su actuación de hoy no es ocasional. Es la interpretación de un rol acorde con lo que había alrededor y decide Sánchez: desde la táctica diseñada en Moncloa (contra Iglesias) hasta los supuestos errores de una RTVE que vigilan, y puede que controlen las huestes de UP.
Es un hecho que Pablo Casado y los suyos desprecian a quien los votó; se olvidan de su electorado, más aún del de la Comunidad de Madrid; creen tenerlo todo hecho; se ven ganadores por la corrupción de los componentes del Gobierno y creen tener la confianza ciudadana por aquello de “nosotros o el caos”
Pablo Casado ha cambiado de “caballo” a mitad de carrera y eso puede costarle disgustos. Se ha tenido que tragar el sapo de las baronías y se ha cargado el impulso que suponía Cayetana. El presidente del partido ha dejado con un palmo de narices a sus votantes y seguidores. Ya se había convertido la portavoz en la nueva joya de la corona ‘pepera’. Ha demostrado en el Congreso que es capaz de envolver con su verbo y con su claro pensamiento a tirios y troyanos.
Nunca es tarde cuando la verdad resplandece y todavía es mejor recibida cuando ya se había advertido, repetidamente, de que este Gobierno que estamos padeciendo se ha basado, desde que se instaló en el poder, en el engaño, la mentira, la ocultación, la manipulación de los hechos y el empeño en presentar a la oposición como responsable de las circunstancias adversas y preocupantes en las que nos hallamos en estos momentos.
Los partidos de la oposición al Gobierno mantienen una actitud beligerante y acusatoria a lo largo de las semanas que llevamos de confinamiento. Esta actitud de falta de colaboración resulta chocante en la situación de alarma sanitaria como la que estamos viviendo.
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