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Pretender generar ilusión criticando constantemente a los demás, puede que, tras años y años de verborrea, lo único que se consiga es la soledad “incomprendida” del ermitaño. Mal camino toma el Partido Popular ante unas futuribles elecciones. Señalar, hasta el cansancio, las maldades del contrario, ni favorece su imagen, ni mejora su pasado, ni produce arrepentimiento en el atacado.
Hace algún tiempo pensábamos que Nadia Calviño abanderaba el sector más moderado del Gobierno, incluso ella daba la imagen de ser la más moderada. Pero ayer se quitó la careta tras las afirmaciones de Pablo Casado en el Congreso de los Diputados.
El golpear el hierro candente sobre la bigornia, son del martilleo. música perene del bocafragua representan el mito, la semblanza del trabajo del hombre frente a la penumbra del taller, iluminado por la chimenea y con predominio de los colores terrosos, irrumpe el dios solar irradiando luz de la cabeza y del manto amarillo que, con el fragmento de cielo azul, animan la composición.
Leído el libro, conviene obviar el conflicto entre personas y ver algo más. Es lógico, y hay plumas que se dedicarán a ello, entrar en la disputa interna PP. Afanes personales. Elitistas. Mangoneos. Intereses encontrados. Abertura en canal de lo que ha ocurrido, ocurre y pueda ocurrir en el PP. Incluso su futuro, por lo que significa para España y en la derecha-centro-derecha europea en el concierto mundial.
En los años que lleva España en democracia, ni uno solo de los gobiernos denominados conservadores ni tampoco cuando se han tenido que limitar a formar parte de la oposición, han tenido el más mínimo interés en dotarse de una red de informativos: prensa, TV, radios, foros, propagandistas o cualquier otro medio que les permitiera contrarrestar la probada eficacia de los métodos de divulgación, captación de afiliados e incluso manipulación utilizados por las izquierdas.
Pablo Casado tiene un problema, incluso voy más lejos: Pablo Casado es el problema. En estos momentos, el binomio Díaz Ayuso-Miguel Ángel Rodríguez acapara todas las miradas, los parabienes, la ilusión, la esperanza y los deseos de que la «Gaviota» se pose en Moncloa con ella como presidenta nacional.
No sabes, Pablo, lo contentos que están contigo tus votantes y simpatizantes. Hace un rato he tenido ocasión de comprobar el poco atractivo que tienes para ellos y lo mucho que creen en Isabel. Te sorprenderías si supieras el gancho que la presidenta tiene, incluso, para gente como Martínez-Almeida, Núñez Feijoó, Cayetana, Fernández Mañueco, Herrera Campo… Te aseguro que has caído en el despropósito.
Mientras Pablo Casado y Teodoro García Egea encienden la mecha y se cargan las esperanzas de millones de afiliados y simpatizantes, Díaz Ayuso hace gala de la madurez que le caracteriza y lanza un mensaje de unidad, concordia y diálogo. Lo que esta mujer cosechó con trabajo, esfuerzo y sacrificio, esa pareja de celosos y codiciosos ha estado a punto de dilapidarlo por envidia, mala fe e inmadurez.
¿Qué sucede cuando se tiene la posibilidad de avanzar e irle comiendo terreno al adversario político y, de pronto, por un simple movimiento erróneo, por un mal cálculo político, dejar perder toda la ventaja que tanto esfuerzo ha costado conseguir y volver a situarse en la posición de salida, mientras el partido en el Gobierno se vale de la mala decisión del partido de la oposición, para afianzarse y conseguir volver a situar la perspectiva electoral a su favor?
La presidenta de la Comunidad de Madrid debe ser quien presida el Partido Popular en esa. No se entendería lo contrario, como no lo entienden el presidente gallego, Cristina Cifuentes o Esperanza Aguirre. Díaz Ayuso ha salvado al partido de la abulia, la desgana y el encefalograma plano. Es por ello por lo que la nueva torpeza de Pablo Casado, muy mal asesorado por Teo García Egea como principal actor de la crisis, no ha gustado nada a sus afiliados, simpatizantes y votantes.
Todos los presidentes desde Manuel Fraga a Mariano Rajoy, pasando por Antonio Hernández Mancha y José María Aznar encierran una densa historia de la vida del Partido Popular. Muchos hemos sido los que hemos tenido el privilegio de recorrer la apasionante etapa de la transición política bajo el liderazgo y dirección de todos ellos.
Dice el diccionario de la Real Academia que un bocazas es la persona que habla más de lo que aconseja la discreción. Y que la discreción es la sensatez para formar juicio y tacto para hablar u obrar; el don de expresarse con agudeza, ingenio y oportunidad, reserva, prudencia y circunspección. Siendo así, no creo exagerado afirmar que los líderes de la derecha española son unos bocazas.
Ni Pablo Casado ni Santiago Abascal han felicitado a través de sus perfiles en redes sociales a Ray Zapata o Ana Peleteiro por sus medallas en gimnasia artística y triple salto. Solo felicitan según su color de piel o a los que no sean contrario a su ideología como Alberto Ginés.
Va a ser cierto que el país funciona cuando los políticos se toman vacaciones. Ahí tienen la bolsa: ha recuperado más que en las últimas semanas; ha sido marcharse de vacaciones los ‘matrias del patrio’ (antes ‘padres de la patria’) y empezar a subir. Algunos lo achacan también a la presunta moderación del nuevo Gobierno que ha formado el ‘Doctor Cum Fraude’ y otros a que Nadia Calviño ha terminado con aprovechamiento los cursillos destinados a poner orden en el Ejecutivo. Debe ser que, en esto de la política, cada cual tiene su criterio como cada español su selección nacional de fútbol.
Resulta poco creíble que este señor, que tuvo su oportunidad en junio del 2018, pretenda ahora comer a dos carrillos, haciendo de presidente de Galicia y, a la vez, pretenda que en Génova se sigan sus modos y maneras que, evidentemente, resulta que no coinciden con la gran mayoría de simpatizantes del partido.
Cada día estoy más convencido de que el presidente del PP tiene que mover ficha aprovechando el desconcierto inicial de las ocho caras nuevas del Gobierno. Debe hacerlo con contundencia y sentido común porque no estamos para fuegos de artificio. Ha de tener en cuenta que no es suyo el éxito del varapalo del Tribunal Constitucional por el estado de alarma, porque el Partido Popular avaló las tres primeras prórrogas. Y eso se lo pueden echar en cara en cualquier momento.
El Gobierno tiene muchos frentes abiertos. Conoce la teoría, pero desconoce la didáctica y las soluciones. Al no tener un presidente y sí un ‘semipresidente’ pasan estas cosas. Digo “semi” (mitad) porque ha quedado patente que no domina al sector de la extrema izquierda. Ahí tienen los resultados de la última crisis de Gobierno donde a los ministros más desgastados e innecesarios ni siquiera se ha atrevido a cambiarlos.
La torpeza del presidente del Partido Popular no le permite entender que estamos en la antesala de conseguir el referéndum para Cataluña y cuadrarlo con la necesidad de mantener el colchón en Moncloa. Pero tanto el presidente Sánchez como Aragonés anhelan jugar en casa o con el árbitro a favor.
El complot para defenestrar a Pablo Casado se estaría ya gestando en los fogones de la Fundación FAES y contará con la colaboración activa de las élites empresariales y judiciales para intentar que la nueva estrella del firmamento neoliberal español Isabel Díaz Ayuso sea investida Presidenta del Gobierno en las próximas Elecciones Generales.
El tiempo siempre se suele encargar de dar la razón a los que han sabido ver con claridad lo que viene a deparar el futuro que, en muchas ocasiones, suele diferir de lo que aquellos que esperan de él confirmación de sus acciones interesadas, de sus augurios imaginados o de sus intentos de justificar actos, que modifican aposta una situación presente, con la amenaza de hechos o acciones que, en un futuro, pudieran confirmar la necesidad de aquel cambio, aparentemente innecesario o perjudicial para el pueblo.
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