Hace algún tiempo pensábamos que Nadia Calviño abanderaba el sector más moderado del Gobierno, incluso ella daba la imagen de ser la más moderada. Pero ayer se quitó la careta tras las afirmaciones de Pablo Casado en el Congreso de los Diputados. Precisamente por una clara exposición que reconocemos todos como verdadera. La minuciosidad de la presentación, el desamparo en que se han visto las niñas prostituidas en Baleares y el presumible amparo de Mónica Oltra a su degenerado compañero, ponen de manifiesto que España se ha podrido sobremanera con el actual Gobierno de socialistas y comunistas; con tal de dormir en el colchón del poder son capaces de vender a la burra por un puñado de lentejas y a seres queridos por una cazuelilla de sopas de ajo.
Nuestra vicepresidenta primera se ha cubierto de gloria al tachar a Pablo Casado de «desequilibrado», cuestión que me parece un tanto exagerada y fruto del odio que le han inoculado desde la bancada comunista. Pero el hecho llega más lejos: no conforme con sacar del Parlamento los hechos, ha acudido como correveidile al alcalde de Madrid para «chivarse». Eso sí, faltando a la verdad, porque la adjetivación de «desequilibrado» la ha cambiado su entorno. Martínez-Almeida confirmó que Calviño se había dirigido a él en esos términos, si bien parece que todo el gobierno miente como algo habitual.Ya caerán del burro; verán cómo la Judicatura tiene que ampliar sus plantillas no tardando.
El entorno de la vicepresidenta ya no puede dar la imagen de una mujer prudente, porque no lo es. Se demostró cuando Sánchez intentó colocarla en Europa y no fue elegida. Veremos qué pasa con el nuevo puesto que se le ha propuesto recientemente. Tras demostrar sus nefastas y mediocres dotes diplomáticas, considero que le queda muy grande ser candidata europea a presidir el IMFC (Comité Monetario y Financiero Internacional). Para quien lo desconozca, le recuerdo que es el principal Comité Asesor del FMI (Fondo Monetario Internacional). Es, además, quien informa y asesora a la Junta de Gobernadores del citado Fondo Monetario.
Ahora pesa sobre ella la acusación de «defraudadora fiscal» en España, como ha explicado el presidente del PP. ¿Habrá corrupción a la vista? Todo apunta a que sí, sobre todo si los hechos son tal cual refiere Casado. A ello se añade el baldón de las ayudas dadas desde el ICO a la empresa de los padres del presidente Sánchez; mejor dicho, sobre la actuación llevada a cabo con respecto a la empresa PLAYBOL (nada que ver con la revista Playboy), cuyo administrador único, según el Registro Mercantil, es su progenitor desde 2019 y apoderada su madre desde 2010: la empresa recibió más de 700.000 euros en ayudas y pasó de facturar de 0 euros a 1,3M desde la llegada de Sánchez a Moncloa.
¿Tiene algo que decir Calviño? ¿Algo que decir la actual directora de la Academia de España en Roma? ¿Va a caer tan bajo el Comité Monetario y Financiero Internacional como para dejarse asesorar por quien está en el candelero de fraude fiscal en España? ¿Tanta degeneración hay en el Gobierno como para amparar a Nadia Calviño, todavía presunta defraudadora, y hacer la vista gorda? No se puede consentir que se actúe como se actuó en Baleares: niñas tuteladas por el gobierno socialista fueron prostituidas y ese se negó a investigarlo. Ni se puede consentir lo sucedido en Valencia, aunque las encuestas den por amortizada y destrozada políticamente a Mónica Oltra. Niel maltrato de la tal Rivas, según el juez. Esos hechos son los que Nadia Calviño no parece soportar, pero su Gobierno está bajo sospecha por la transgresión cometida. Retratada.
Su «feminismo de pandereta», como le han acusado desde el Partido Popular, no le da derecho a decir a la oposición lo que debe plantear en el Parlamento y lo que debe callar. Más vale que trabaje, aunque debería marcharse cuanto antes si se demuestra tráfico de influencias desde el ICO. Además, lo de respaldar a los seis delincuentes de Zaragoza en una de las salas de la Cámara ha descosido las costuras al Gobierno porque ha despreciado a la ciudadanía y a las víctimas.
«Tanta chorrada de niñes, de huelga de juguetes y de dibujos en euskera, pero usted deja desprotegidos a los menores» afirmó Pablo Casado dirigiéndose al presidente. El remate fue antológico con ese «¿qué coños tiene que pasar en España para que asuma alguna responsabilidad?».Y todo ello sucedió antes de que explotara el asunto empresarial de sus padres sobre las ayudas a PLAYBOL. Las sesiones parlamentarias ya no volverán a ser iguales ni pacíficas.
Otra vez Europa se ha puesto en guardia. No salimos de la corrupción y nos metemos en la ciénaga del tráfico de influencias con dinero del Estado. ¿Cuánto dinero han recibido miles de autónomos por la pandemia? Nada. Y no será porque no lo han solicitado.Antes de que nombren a Nadia Calviño para presidir el CMFI, tras haber sido propuesta por los ministros de finanzas europeos, queremos saber si autorizó la concesión de esas ayudas públicas, a través del Instituto de Crédito Oficial, a la Sociedad Industrias Plásticas PLAYBOL, S.L., empresa que explota el negocio de los padres del presidente.
Veremos por dónde sale la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital en la comparecencia solicitada por la oposición. Como le dicen a Nadia Calviño en su Coruña natal: «¡Ay, Calviño, Calviño, más trabajo y menos “viño”!»
|