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Solo he hablado una vez en mi vida con Pablo Casado. Fue el 30 de noviembre de 2014 en el plató donde se emitía el programa La Sexta Noche. Me habían invitado para debatir sobre el documento que, junto a Vicenç Navarro, habíamos entregado a Podemos para que le sirviera de referencia en la elaboración de su programa electoral.
“En su estado más genuino y desinhibido. Por muchas máscaras y disfraces que usemos, la verdad de cada uno siempre acaba asomando la patita por debajo de la puerta. Porque al final, por mucho que intentemos esconderlos, todos los calzones se secan al sol”: Es el cebo publicitario del libro ‘A calzón quitado’ de ‘La Volátil’, seudónimo de Agustina Guerrero. Ajustado al fondo y fuera de contexto, viene al caso porque define la anunciada Sesión de Control al Gobierno.
Lo que hoy está ocurriendo en el seno del Partido Popular no afecta solamente a la vida interna del partido ni a sus militantes y cargos orgánicos. Es toda España la que hoy mira a la sede de Génova 13 con la preocupación de que un edificio sólido desde hace casi cuarenta años (y no me refiero a los ladrillos), se tambalea de forma muy peligrosa para su estabilidad y la de la gobernabilidad nacional.
-¿Teodoro? -¿Quién es usted? -Vengo del futuro a avisarle. -Es una broma. -En el futuro no hay bromas. Solo memes.
“Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos para la participación política… Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos” (Constitución, Art. 6). Partido político, según el diccionario (acepción 5), es un “Conjunto o agregado de personas que siguen y defienden una misma opinión o causa”.
Huele a podrido en el Partido Popular. Esa podredumbre la han acercado a la formación política los ahora atrincherados, Pablo Casado y Teodoro García Egea. No por casualidad ya son conocidos como «FraCasado» y «Traidoro». Del paro no sé si saldrá mucha gente para trabajar, pero el ingenio sale por todas partes. No sé qué hubiera pasado si presencia este espectáculo don Manuel Fraga, pero sí sé que algunos saldrían a gorrazos y lamiendo los destrozos causados.
Llegó la hora de las lamentaciones, de las excusas, de cargarles las culpas a los demás, de buscar la salvación a cualquier precio o del “ya te lo decía yo”; pero nadie tiene la valentía de pedir perdón, dimitir o admitir que su gestión ha sido equivocada y un quebranto para el partido. Nada de todo ello le va a valer a este PP de hoy, afectado por uno de los mayores y más absurdos escándalos que se han visto desde que en España entramos, al menos nominalmente, en una democracia.
En las instituciones donde existe la jerarquía siempre hay personas capaces e incapaces. Las primeras se dedican a trabajar en silencio poniendo lo mejor de su saber al servicio de llevar a buen término el quehacer que los ocupa. Los segundos, es decir, los incapaces son los llamados trepas que a lo único que dedican su tiempo es a intimidar, crear discordia, interferir ya que por sus propios medios no conseguirían nada y mal meten todo lo que pueden.
Del conflicto que hay entre Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y los dirigentes nacionales del Partido Popular, se siguen conociendo nuevos detalles y supongo que surgirán más en los próximos días. Por lo pronto, y salvo aclaraciones posteriores, creo que el presidente Casado no ha estado acertado en los comentarios que hizo en la cadena Cope.
Todo plan estratégico tiene un objetivo. Y es ahí donde debemos colocar el foco para atar cabos en la guerra del Partido Popular. Para sorpresa de nadie, el de Pablo Casado es la Moncloa. Como cualquier otro político voraz e insaciable de poder, todo sacrificio sería poco para lograr su ansiado propósito. La instauración del noísmo por antonomasia hacia el gobierno y un discurso cada vez más al borde del precipicio derecho lo constatan.
Tomo el título de la crónica con la que cerré la pasada semana y la verdad es que cada día todo va mucho más emprecochado en su propio gallinero y para la empobrecida democracia hasta incluso dentro de los de su banda. Aunque no tiene uno que escuchar las declaraciones de Zapatero y Felipe González si la pasta gansa del Emérito con trapicheos no es también un peligro para la democracia.
La larga historia de un partido, como es la del Partido Popular, que viene prestando relevantes servicios a España con el esfuerzo, el tesón y la generosidad de millones de votantes y simpatizantes y miles de cargos públicos honestos y leales, no puede verse mancillada por una infantil y esperpéntica lucha interna de poder.
Debo confesar que nunca he pertenecido a ningún partido político, ni he tenido apetencias de participar activamente en política. Sin embargo, sí he estado (y estoy) interesado en lo que ocurre políticamente en España y en el resto del mundo, igual que me interesan los deportes, las reuniones con mis amigos y las tertulias con grupos afines.
Las discrepancias internas entre los distintos sectores del PP cada día se han estado haciendo más evidentes y, pese a lo que nos pueda doler a los que siempre hemos votado por dicha formación, no podemos alegar sorpresa ante lo que acaba de venírsenos encima. Es la maldición de la derecha, su talón de Aquiles: en cada ocasión en la que se le ponen las cosas a huevo, encuentra el medio más eficaz para echarlo todo a perder.
Isabel Díaz Ayuso ha destrozado al cavernario Partido Popular de «Génova» por mentiroso, mafioso y trapacero. Hacía tiempo que en el PP habían encargado una investigación sobre ella, pero siempre lo negaron. La sombra de la presidenta madrileña era excesivamente alargada y eso un líder, sobre todo un líder torpe, no es capaz de asumirlo.
-¿Entonces Vox ha sacado…? -13 escaños. -¿Y el PP reside en Génova...? -¡13!
Tras el fiasco del PP en las elecciones en Castilla León, el liderazgo de Pablo Casado estaría en entredicho por lo que en el laboratorio de la Fundación FAES se estaría gestando una operación para defenestrarlo con el objetivo inequívoco de lograr que la nueva estrella del firmamento neoliberal español, la Presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso sea investida Presidenta del Gobierno en las próximas Elecciones Generales.
Desde que la historia es historia el boca a boca del pueblo considera que la mentira es el oficio más viejo del mundo. Si duda de la verdad, lea la Biblia y lo verá. Entre Castilla y León: ganó la claridad por su estilo a la hora de exponer problemas de España.
Las urnas nos dirán si Fernández Mañueco acertó convocando elecciones o se precipitó. Si tenemos en cuenta las posibilidades de traición y cuanto se estaba cociendo, entonces egoístamente sí hizo bien, pero desde mi punto de vista y dado el momento de pandemia, no fue lo más acertado. Voy más allá: pensando en la ciudadanía de la comunidad, nunca debió hacerlo tan a la ligera, pero si sólo pensaba en su partido y en creerse como Díaz Ayuso, la metedura de pata es incorregible.
Dicen que no hay peor sordo que el que no quiere oír, pero sí hay uno peor: el que por un oído le entra y por otro le sale. Pablo Casado es un mal sordo. Lo ha ignorado todo: a FAES, a los barones del PP y a la patronal. Es tal el complejo adquirido tras el tentetieso con Díaz Ayuso que ya ve enemigos por todas partes, lo que le hace ser un peligro hasta para el propio Partido Popular.
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