“En su estado más genuino y desinhibido. Por muchas máscaras y disfraces que usemos, la verdad de cada uno siempre acaba asomando la patita por debajo de la puerta. Porque al final, por mucho que intentemos esconderlos, todos los calzones se secan al sol”: Es el cebo publicitario del libro ‘A calzón quitado’ de ‘La Volátil’, seudónimo de Agustina Guerrero. Ajustado al fondo y fuera de contexto, viene al caso porque define la anunciada Sesión de Control al Gobierno. Un control que no fue, ya que el anunciado se cambió por el estado sin control de todo quisque: Gobierno, oposición, los que hablaron o callaron. Todos. El primer turno de palabra, lo dio la presidenta Batet. Era para la primera pregunta del día. La del líder de la Oposición, Pablo Casado, que usó pero no preguntó. En lugar de interesarse por qué hace el Gobierno, con los dos minutos y medio que prevé el Reglamento del Congreso, se salió del guión para leer, inusual en él, un discurso preparado. Intenciones personales, logros como presidente del PP, vocación de servicio, lealtades a España y al PP. Bonhomía. Fin de capítulo. Despedida. O algo parecido. Y aplauso largo, acaso último, de sus compañeros de fila amigos, indiferentes o adversarios. Esperó la respuesta de Sánchez, a la pregunta que no había hecho, y recibió las caritas y afectos del adversario convertido en vaya usted a saber qué. “En lo personal, le deseo lo mejor”. Anuncio “No voy a adelantar elecciones”. Fue el resumen. Después, Casado se fue. Circo. Teatro. Farsa. Comedia bufa. Cualquier cosa. Pero no. No era la sesión de Control. Parecía algo más importante. El presidente del Gobierno, pactado o no, aconsejado o por voluntad propia, se prestó al paripé a Casado. Todos, especialmente el gobierno, saben que la quiebra del PP ahora, como en su momento fue la quimera entre socialistas, afecta a la estabilidad del sistema. Hay incidentes y accidentes en otros grupos políticos que importan porque impiden o dificultan algo. Inicios y ocasos de grupos nuevos o renacidos (Vox, UP y otros). Reivindicaciones de independentistas de cualquier región o condición (ERC, PNV, CiU y lo que sale de ella). Los partidos locales (PN, Foro Asturias, PRC, Teruel Existe, Por Ávila, Soria Ya, ‘Los de mi pueblo’). Incluso las coaliciones UP, PC, Compromís, Barcelona en Comú. Pero la quiebra, temporal o final, de los dos partidos que asientan el sistema, PSOE y PP, es un hecho trascendente. Tras la salida de Casado, el resto de la sesión era importante. Todo el mundo podría tener en cuenta la situación del PP. Y la tuvo. Cada uno a lo suyo. “En su estado más genuino y desinhibido. Por muchas máscaras y disfraces que usemos, la verdad de cada uno siempre acaba asomando la patita por debajo de la puerta. Porque al final, por mucho que intentemos esconderlos, todos los calzones se secan al sol”. Más o menos, cada uno puso sus calzones al sol. A orear, a secar, o a apañar lo que hubiera. Entre ellos, parecían en el ajo, al tanto de lo que pasa, los que durante años se han curtido en la lid política parlamentaria. Son los que apalancan o parece que pretenden afianzar el sistema. De los que hablaron, solo PSOE, Vox, C’s. PNV. Ajenos o supeditando todo a su intereses de grupo, otros.
Como está en el diario de Sesiones y en la videoteca Canal de televisión Parlamento, no es necesario pormenorizar. No obstante, porque son parte del Gobierno PSOE-UP, merecen vigilancia y cautela la intervención de los miembros del grupo minoritario, UP. Por su status y autoridad actuales; y por su proyección futura unidos al PSOE, al margen, o en alianzas. Entre ellas es notable, incluso elegante, la de la Yolanda Díaz, a punto de empezar su anunciado periplo por la geografía nacional en pos de un grupo nuevo para cribar y entresacar lo que hay en la extrema izquierda que parece quiere renovar. No ocurre lo mismo con la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 Ione Belarra. Belarra enseñó la patita: No contestó su pregunta, acusó al PP de usar a las menores tuteladas victimas de abuso como cortina de humo de su corrupción. ¿? En la sesión, corta, miserias del PP. Con preguntas, trapisondas del Gobierno. También disección y apertura en canal de los grupos políticos. Con una legislatura ofertada con tiempo para que el PP se rehaga, si se cree, es momento para ver la continuidad y estabilidad del PP. Pendiente el ascenso a la cúpula de Núñez Feijóo, si quiere, vista a lo de hoy: Con Casado yéndose, a calzón quitado, sesión de control al gobierno.
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