Huele a podrido en el Partido Popular. Esa podredumbre la han acercado a la formación política los ahora atrincherados, Pablo Casado y Teodoro García Egea. No por casualidad ya son conocidos como «FraCasado» y «Traidoro». Del paro no sé si saldrá mucha gente para trabajar, pero el ingenio sale por todas partes. No sé qué hubiera pasado si presencia este espectáculo don Manuel Fraga, pero sí sé que algunos saldrían a gorrazos y lamiendo los destrozos causados.
¿A qué esperan para marcharse Casado y Egea? A ambos se les ha visto el plumero. Cayetana Álvarez de Toledo los ha descrito con un acierto impecable: el presidente desentendido de las brutalidades de Teo, de quien dijo que «le había dado todo el poder» cuando Cayetana le pidió que la dejara respirar porque sentía la patada en los tobillos y las manos de Teodoro en la garganta.
Del secretario general mejor no extenderse; para buena parte de los diputados es el demonio con rabo, tridente y cuernos: cada descripción que hace de él la marquesa de Casa Fuerte pone los pelos de punta. Dicen de él que es agobiante, calculador, incisivo, pegajoso…. Vamos, una calamidad tal y como está demostrando con la traición. Si los barones no se plantan, este personaje no se despega de Génova ni con agua hirviendo. Pasaría del todo a la nada. El único que le apoya es el presidente de la comunidad murciana. Él sabrá cuánto y qué le debe al «berenjena» o «esputagüitos», como se le conoce en Murcia.
El PP se desangra y, quien diga lo contrario, es que no ha seguido minuto a minuto el estropicio y la falta de decisiones que ha habido hoy en la «derechita cobarde». Feijóo se ha limitado a recortar el novillo, en vez de cogerlo por los cuernos y ponerlo de patitas en la calle, lo mismo que al «berenjena» que le tiene dominado y acogotado a Casado. Cuenta Cayetana Álvarez de Toledo que Casado tiembla ante las decisiones de «Traidoro». ¿Vuelve el valido de otros tiempos? Duque de Lerma, Conde-Duque de Olivares, padre Nithard…
Tres cuestiones me hacen sospechar del lío que tienen entre Casado y Sánchez. Hablo de la batalla campal –que va ganando Ayuso de forma holgada—la chapuza de la reforma laboral y el rechazo de Fernández Mañueco a que Vox entre a gobernar en su finca particular. Esas líneas han hecho que el voto se hunda en el partido de la gaviota –dice que ésta acabará afiliada a Vox—y sea ya un partido falto de valores y huérfano de futuro.
La solución no es fácil. Llora desconsoladamente Génova y salpica a Sol. Algunos afiliados ya pretenden convocar concentraciones frente a las sedes del PP, el próximo domingo, si Pablo Casado y García Egea no presentan su dimisión antes del miércoles. Plañe la «derechita cobarde» mientras Casado pide seguir de presidente hasta el nuevo congreso nacional extraordinario o hasta el ordinario de julio.
Pablo Casado resiste porque cree que Ayuso será encausada en cuestiones delictivas. Hablamos de un presidente frío, calculador, acomplejado, falso, chantajista, aprovechado y… con titulaciones de dudosa falsedad. En esto último se parecen el presidente del PP y el «mentiroso» presidente del Gobierno. ¿Qué pensarán de nosotros en Europa? ¿Taparán la filtración de Hacienda como taparon el falso doctorado de presidente, el falso máster de Casado o la subvención dada a la empresa PLAYBOL, S.L. de los progenitores de Sánchez, con un montante de 701.000€?
Parece que no hay dudas respecto al espionaje. Las empresas a quienes se lo propusieron desde el Ayuntamiento de Madrid se negaron porque se pedían ilegalidades delictivas. El Ministerio de Hacienda está en el disparadero. Teo y Casado han caído como pardillos. Milagro será si no han sido chantajeados por Sánchez –numerosos periodistas lo confirman—para tender una trampa a Díaz Ayuso.
Pedro «El mentiroso» no puede ver a Díaz Ayuso ni en pintura, porque siempre le dicta las lecciones. El mismo sentimiento tiene Casado con la «reina» de Madrid: hace unos días, en los locales de la Feria de Muestras de Valladolid, durante un mitin de Isabel, cientos de personas gritaban «¡Ayuso, presidenta!» con Pablo Casado presente. Aquello fueron banderillas negras para el corrompido presidente. Tres días tardó en soltar la bomba que le activaron como señuelo en Moncloa y con la participación de la «Chiki», jefa todavía del Erario Público y conocedora de las andanzas de los altos cargos socialistas en los lupanares andaluces, pagando con dinero de los parados o de la FAFFE.
¿Cómo obtuvieron los traidores de Génova los datos del Ministerio de Hacienda correspondientes al programa de proveedores? Sabido es que, quien entra o sale de ese programa, deja huella y no es anónimo. Tiren de la cuerda porque no lo hará la Fiscalía Anticorrupción, y menos la «perrita faldera» de Sánchez, hoy callada, escondida, vasalla, servil, valida, pueril e inquisidora.
En fin. Dos cuestiones más. Primera, procede con urgencia una gestora para dar paso a un congreso extraordinario y, si hay más de un candidato, celebrar primarias. Segunda, Vox no puede pactar en este momento con el Partido Popular de Castilla y León simplemente por coherencia. Pactar con partidos con gente corrompida es reconocerse iguales. La imitación es la forma más sincera de la lisonja.
La defunción del PP está servida. Sería un gran espaldarazo si Díaz Ayuso, Cayetana Álvarez de Toledo y Macarena Olona «torearan» juntas en la misma plaza. Nunca es tarde. ¿Y su bandera? Imagínensela por un momento.
|