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Los ministros del Gobierno, son un conjunto corrupto, y andan por sendero abrupto caminando hacia el averno.
Cuando era consejera de nuestra andaluza Junta, Marisú, lerda presunta, ejercía de puñetera. Con aires de arrabalera, a Rajoy le exigía lo que luego negaría cuando llegó al ministerio. ¿Le traicionó el climaterio o, tal vez, su altanería?
Sueño la luna y el sol y las estrellas en la tarde de gloria llena para mí, sueño gritar... libertad, ya lo sabéis, sueño sin detenerme a pensar. He triunfado en medio de la adversidad de cartón piedra y seré dichosa por haber conseguido, por fin, la paz. Llenar páginas blancas para decir lo que siento, lamento profundo y clima sin control.
Estrella luce. Todo se me termina.
Poesía, nubes y abstracción. Así podría resumirse, en tres palabras, la innovadora apuesta de Daniel Agra que tiene forma de poesía visual y narrativa. Esta vez, una de las voces más reconocidas de la fotografía en nuestro país, busca la narración visual poética.
Al vizcaíno García, que lleva por nombre Koldo, lo cubrirán con un toldo para obviar su fechoría. Ese toldo abarcaría, a un Ábalos mudo y sordo, que le hizo el “caldo gordo” a su servil asistente y un porvenir imponente por la vía del “transbordo”.
Volverse loco amando a quien te da la espalda y quejarse viendo al otro sonreír en sus hazañas de cristal fino pero frágil, volverse loco odiando tanta inteligencia que te hace daño, volverse loco preguntándose cómo se puede cosechar tanta maldad interior.
Nací en mil novecientos treinta y cinco el día quince del mes de febrero; ochenta y nueve años de un buen sendero que siempre he recorrido con ahínco.
Virgencita de Lourdes, de Gracia llena, ampáranos con Tu manto de Madre buena.
Al zorro mayor del reino, le gustan las zorrerías; se nota que a este mastuerzo no le van las alegrías.
¿Qué será?, quise ser rosa y no intervenir, en mi interior no sentir, ahogarme en un vaso de leche fresca, pero sigo siendo yo. Saqué el pasaporte para regresar a mi Caracas a vivir, vuelta al pasado y punto final, lugar donde comencé lo que ahora debo continuar, yo, única y universal.
Me voy dando cuenta de que he sido feliz, cada día respiro profundo y miro al cielo, por veces azul, por veces gris, pero siempre presente para mí.
Se sabía desde la Eternidad, que Dios en Jesús sería encarnado, para quedar viviendo a nuestro lado y entregarnos su Luz y su Verdad.
Es cascarrabias y lerda, mema, chula y despreciable, gusta mandar a la mierda al primero que le hable. Su gesto altivo concuerda con su malicia incurable.
Este poema es de los que más me ha costado hacer, ha sido como ir sacando trozos de yeso de mi pecho, algunos valían, otros no: para la estatua, que cada tanto parecía levantarse pero se caía. Hasta hoy, en que espigada, zozobrante en una altura de vértigo, triste e imperfecta, echando a andar, me ha dicho: 'Ya soy el poema'.
Primavera, rosa, clavel, amapola, narciso, jazmín, dalia, azucena, orquídea, pasionaria, alhelí, nomeolvides, geranio, belladona, tulipán, azalea, girasol, jacinto, magnolia, laurel, diente de león, crisantemo, siempreviva, gladiolo, alegría del hogar, flor de san juan, lirio, camelia, violeta, caléndula, loto, campanilla, azahar, trigo, margarita, para ti son los nombres de la muerte porque España te ha llamado Toro.
«Un poema es una cosa que será. / Un poema es una cosa que nunca es, pero que debiera ser. / Un poema es una cosa que nunca ha sido, que nunca podrá ser», dice Vicente Huidobro en el prefacio de su celebradísimo Altazor. Esta seguidilla de postulados propone algo que durante mucho tiempo estuvo en la cabeza de la crítica, y que puede reducirse a lo siguiente: el poema no es más que una imposibilidad.
Voz Pre Antigua. Habla el alma del sonido letrístico milenario que, resguarda las ilusiones, repicando definible grito, confundido entre las raíces, víboras, cascabeles que atentamente escuchan la sacudida letrística.
Es que no es bien, sobrevivir en calles.
A todos los que no creen en nada, hay que ayudarles con bondad y talento, para que boguen a favor del viento y alcancen complacidos la alborada.
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