I
Cada vez que una grafía aparece escrita, la figura de ese ser va conformándose.
Con una estrofa completa aparece un dedo, dos poemas dan origen a sus brazos.
Extraña correlación frente a quien ya se ha percatado del fenómeno y puntual le sigue con incredulidad y extrema curiosidad de investigador.
– ¿Qué sigue?, se pregunta el acucioso observador.
II
a punto del hartazgo / exprimo cada gota / último zumo del tuétano / apelo al orden / borrón y cuenta nueva / –¡márchate fatua labia!– / sin peso adicional / realineo las piezas / deconstrucción emergente / apelo a la maduración del olvido / soporto el vendaval de significados / las posibilidades métricas / reproches reclamos y resistencia / afluente embravecido / navegar contracorriente / persistir o desistir / de vuelta / me reconozco en la conjugación / en la sombra de la otredad parlante / silencio reparador / parto / alumbramiento inevitable / la poesía es sudor en la brega / persistencia en el torrente / arrojo en silencio. (Fugacidad. APR. Junio, 2024).
III
El pequeño ser poco a poco va terminando su integración conforme caen palabras e inspiración sobre la superficie.
Caen más versos, muchos más, y entonces, cobra vida.
Los primeros palpitares van seguidos de desplazamiento dependiente de las figuras y metáforas caídas de alguna parte.
IV
Saber que el día se agota, / que tienes que darte prisa, / porque otro día con sequía / no es transitable. / Arañas los minutos, / intentas asirlos a ti / como si con ello / se prolongara el resto. / A punto de que cambie / la fecha, / te das cuenta / que valió la pena, / aunque con el esfuerzo / el reloj se quedó sin tinta / y el bolígrafo sin cuerda. / El esfuerzo fue recompensado: / moriste un poco / por letras que dan vida. (Arañando letras. APR. Enero, 2021).
V
Uno, dos, tres… es incalculable la cantidad de nuevos seres.
La cosecha, o mejor dicho, parto, ha sido excelente.
Otro nuevo ejército de seres con aliento y sangre de tinta.
De este lado de la línea el poeta yace exhausto en la aridez de los tiempos, en el anonimato de la naturaleza de su contribución.
VI
Ajeno, un lector poco a poco transita al ámbito de la adicción.
Leo y releo / estos viejos poemas / tratando de desentrañar / lo que me une a ellos. / No sé si sea yo, / el autor anónimo / o el embrujo encerrado ahí; / que su magnetismo / es reflejo / como una especie / de luna roja / frente el licántropo que soy, / incontención de esparcirse / a los cuatro vientos, / semilla fértil de la herejía. / Leo y releo, / repito en silencio / con los ojos cerrados: / imagino, / viajo, / me pierdo, / regreso / ¡estoy aquí! / Caigo en cuenta / que no son solo añejos versos, / son invocaciones precisas / de conjuros perdidos / llegados a mí / por extrañas confluencias / del abracadabra que toca a mi puerta. / Sin engaño alguno / asumo el riesgo que esto conlleva / y la posibilidad de hallar / la palabra perdida / que una las partes / del plano dividido. / Repaso y repaso, / me quedo en el viaje / desde ahí te hablo... / aquí te espero. (Leo y releo. APR. Junio, 2021).
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